¿CUÁN ADVENTISTA Y CUÁN BÍBLICA ES NUESTRA PREDICACIÓN?

Juan José Andrade

sábado 10 de septiembre, 2011

La lección de esta semana nos recordó el tipo de adoración que practicó la iglesia primitiva; entre otras cosas, un distintivo fundamental de esa adoración, fue la predicación de la Palabra. La Biblia nos recuerda que en Pentecostés, después de la predicación de Pedro "los que recibieron su palabra fueron bautizados y se añadieron aquel día como tres mil" (Hech. 2:41). Un análisis del contenido de esa predicación poderosa nos muestra que Cristo, el evangelio y la salvación ocuparon un lugar central.

Si hiciéramos un análisis general del contenido de nuestra predicación actual, cómo responderíamos a la pregunta ¿cuán Adventista es? Ahora, no lo digo por el simple hecho de tratar de que sea diferente porque nos llamamos adventistas; sino en el sentido de que como pueblo creemos que hemos sido llamados a proclamar ciertas verdades eternas que son pasadas por alto en el mundo cristiano en general. Por poner un ejemplo: el ministerio intercesor de Cristo en el Santuario celestial; la preparación para los acontecimientos finales que culminarán con la venida de Cristo; el mensaje de los Tres Ángeles, etc.

Por otro lado, también debemos enfrentar el cuestionamiento sobre ¿cuán bíblica es nuestra predicación?, ¿qué porcentaje de lo que presentamos en nuestros púlpitos es bíblico?, o ¿cuánto de eso sería clasificado en historietas entretenedoras, datos sobresalientes, hechos curiosos y noticias interesantes, pero no precisamente bíblico? La adoración de la iglesia primitiva incluía la exposición de la Palabra de Dios, era bíblica y por lo tanto se manifestaron esos resultados asombrosos. Ahora, no quiere decir que la iglesia primitiva no tenía problemas o que era perfecta, no, no fue así; pero en cuanto a la predicación, creo que debemos seguir su ejemplo.

La mera verdad, ¡qué difícil resulta colocarse en un púlpito y no decir lo que la gente quisiera oír!, ¡qué difícil es resistir a la tentación de utilizar herramientas que entretengan o llamen la atención! Sin embargo, en el marco de la verdadera adoración, la predicación bíblica es fundamental. Y si queremos que un reavivamiento y reforma forme parte de nuestra experiencia, pues debemos empezar por este aspecto. La Biblia dice: "La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Heb. 4:12). ¿En dónde más podremos encontrar una fuente como ésta?

Me surge la pregunta: ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra predicación en relación con la adoración? Bueno, quisiera sugerir algunas cosas:

Como asistentes al culto de adoración:

1.- Orar intensamente por todos y cada uno de los predicadores antes y durante la predicación para que el Espíritu Santo use y guíe a la persona conforme Dios quiera.

2.- Llevar la Biblia a la iglesia para ir siguiendo esa predicación bíblica. No es lo mismo en el celular o en cualquier otro aparato. Lo mejor es la Biblia.

3.- Orar también por nosotros mismos antes de salir al culto para que sea un momento de reverencia, de atención en el que podamos oír con claridad la voz de Dios mediante la predicación.

Como predicadores en el culto de adoración:

1.- Predicar de la Biblia, basados en ella y hacer referencias constantes a la misma. Vale la pena hacer una evaluación del porcentaje del tiempo empleado en la referencia a la Biblia o el empleado en otros asuntos y de pasada hacer referencia a la Palabra de Dios.

2.- Resistir la tentación de usar ilustraciones que hagan que los oyentes se queden con la ilustración más que con la verdad que se quiere enseñar o resaltar.

3.- Tratar de presentar las grandes riquezas de la Palabra de Dios. A Cristo como el centro de todas y cada una de esas verdades bíblicas distintivas del mensaje adventista.

 

La mensajera del Señor, en relación al deber de los que predican, escribió: "Tiene que predicar la Palabra, no las opiniones y tradiciones de los hombres, ni fábulas agradables o historias sensacionales, para encender la imaginación y excitar las emociones" (Obreros evangélicos, 153). ‘Predica la Palabra', fue el encargo que Pablo dio a Timoteo, y ésta es también nuestra comisión" (Testimonios para los ministros, 318).

Y tú, ¿qué opinas de esto? Tus comentarios podrían ayudarnos mucho en el propósito de mejorar nuestra adoración como fue en la iglesia primitiva.