DIDÁCTICA CELESTIAL

22 octubre, 2011

Hace algunos años, el Creador me dio el sagrado privilegio de convertirme en padre. Siete años después, el Señor tuvo a bien concederme otro regalo: el de ser maestro de teología. Y si bien estoy consciente de que esta última responsabilidad puede cambiar, también estoy seguro de que, si algún día debo dejar la docencia, esto jamás anularía en modo alguno mi función como padre.

            Si semejante razonamiento además de lógico es correcto, entonces permíteme usarlo para ilustrar la permanencia de la ley de nuestro Dios, ya que pese a las distintas funciones didácticas que ésta ha tenido tras la entrada del pecado, su objetivo supremo sigue y seguirá siendo el mismo, a saber, ¡revelarnos el carácter de nuestro Padre celestial! Algo que ciertamente debiéramos tomar en cuenta al tratar de entender la epístola a los Gálatas también. Procedo a explicarme.

            Siendo que el significado del concepto hebreo "ley" ( torah) es enseñanza , este concepto paulatinamente llegó a considerarse en el Antiguo Testamento como un sinónimo de la revelación divina, esto es, de toda la enseñanza de Dios para el hombre. Una enseñanza que, contrariamente a lo que muchos creen, Dios siempre deseó que su pueblo siguiera y practicara por amor (compara Deut. 6:5-25 con Mat. 22:36-40; Jn. 14:15 y 1 Jn. 4:8), a fin de que pudiéramos reflejar así la santidad de sucarácter (Gen. 17:1; Lev. 19:2-4; Deut. 7:6; 14:2; etc.).

Por ello, asumir que algunas porciones de la Biblia hablan en contra de la ley o enseñan la extinción de la misma resulta, en principio, algo incongruente. Pero, ¿qué decir de aquellos versículos en donde la terminología usada por los escritores bíblicos pareciera desacreditar la ley abiertamente? ¿Acaso no es la misma epístola de Gálatas la que dice que la ley solo fue un "ayo" (guía), para llevarnos a Cristo, pero que una vez que Él vino ya no estamos bajo tal "ayo" (Gal. 3:24-25)? [1]

Dado que entender la Biblia correctamente implica considerar el contexto de lo que leemos en ella, al hacerlo resulta evidente que Pablo nunca estuvo en contra de la ley como tal, sino en contra del mal uso y la concepción errada que algunos tenían de la misma: "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición…" (Gal. 3:10; énfasis mío).

            Siendo que el apóstol tuvo que enfrentar en varias ocasiones circunstancias relacionadas con este tipo de errores, es lógico que su forma de tratar el tema de la ley en ocasiones pareciera ser entonces negativo, o al menos ambiguo. Así, mientras que por una parte afirma que la ley es "santa, puray buena" (Rom. 7:12), también señalaque, de alguna forma, la condenación y la "muerte" vienen debido a ella (Gal. 3:13; Rom. 7:10,13; Gal. 2:19).

Pero, ¿será acaso que Pablo, un "hebreo de hebreos", estaba confundido acerca de la ley de Dios? ¿O será que, pese a intentarlo, no fue capaz de transmitir claramente lo que pensaba de ella? Mientras meditas en ello, te invito a leer lo siguiente:

Después que Adán y Eva fueron creados, el Altísimo les dio a conocer su ley. No fue escrita entonces; pero Jehová la repitió en presencia de ellos. Después del pecado y la caída de Adán nada se eliminó de la ley de Dios… Después de la caída no se cambiaron los principios de esos preceptos, sino que se añadieron algunos tomando en cuenta la condición caída del hombre. Se estableció un sistema que requería el sacrificio de animales… El sistema de sacrificios debía enseñar humildad al hombre… y debía conducirlo al arrepentimiento y a confiar sólo en el Señor para el perdón de sus pasadas transgresiones a su ley, por medio del prometido Redentor. Si la ley de Dios nunca hubiera sido traspasada nunca habría habido muerte, ni habría habido necesidad de preceptos adicionales para adaptarlos a la condición caída del hombre (Elena G. White, La Historia de la redención, 148; énfasis mío).

Leamos ahora Gálatas 3:19: "Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa…".

¿Te resulta ahora mucho más claro el sentido y la intención de este versículo? ¿Notas cómo es que el entendimiento de Pablo acerca de la ley, lejos de contradecirlo, más bien está en perfecta armonía con el mensaje global de la inspiración divina?

            Por cuanto la ley de ninguna manera es contraria a las promesas de Dios (Gal. 3:21), considerarla desde esta perspectiva ciertamente nos permitirá apreciar mejor el carácter de Dios, el carácter de Aquel que, al adaptar "didácticamente" su eterna ley a nuestra condición caída, se reveló a nosotros no solo como el mejor "maestro" del universo, sino también como nuestro misericordioso Padre celestial. ¿No te parece?


[1]"Se me pregunta acerca de la ley en Gálatas. ¿Cuál ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: ambas, la ceremonial y el código moral de los diez mandamientos" (Elena G. White, Mensajes selectos, 1:274).

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