Dios el Legislador
Omar Velázquez
Pregunta: Si la Ley de Dios nos revela el carácter de amor de su autor, ¿Cómo puedo compartir el contenido de Los Diez Mandamientos sin distorsionar el carácter de Dios?
En primer lugar, una felicitación por el deseo de querer compartir lo que has aprendido de la palabra de Dios. La verdad es que no se puede ser un verdadero cristiano si no se participa en la misión de llevar a otros el conocimiento del Dios verdadero. Recuerda que esta labor los ángeles mismos quisieran hacerla, sin embargo, el privilegio de testificar a favor de Dios, le ha sido dado a los seres humanos que le han llegado a conocer (1Juan 1:3).
Por otra parte, tu pregunta incluye una preocupación legítima, porque se tiene que reconocer que es muy fácil, al tratar de presentar a otros la importancia que tiene la Ley de Dios en la vida del ser humano, dar la impresión de un Dios arbitrario que inhibe el sentido de libertad en los seres humanos. Es cierto, la mayoría de sus mandamientos se presentan bajo la forma de prohibiciones que inician con un “no”. De los Diez Mandamientos solo dos son positivos: “Acuérdate del día de reposo” y “Honra a tu padre y a tu madre”, los demás, son muy directos al decir “no”. Pero, aunque esa redacción, a simple vista, puede dar la impresión de un Dios “dictador”, la verdad es que en esas prohibiciones se deja ver el interés de un Dios que trata de evitar, con toda solicitud, sufrimiento y dolor a sus hijos. Todos los Mandamientos de él solo tienen la intención de proteger a quienes el ama con todo su corazón.
Te compartiré algunas ideas sencillas que espero faciliten tu tarea de testificación, de tal manera que, al hablar de los Diez Mandamientos a otros, puedas presentar a su Autor con su verdadero carácter de amor hacia sus hijos. Esto será posible si en primer lugar, conoces y estas convencido de las bondades de los Mandamientos de Dios. En segundo lugar, si tu guardas esos Mandamientos, en otras palabras, si practicas lo que enseñas. Y finalmente, podrás presentar a un Dios de amor, si compartes el conocimiento de los Diez Mandamientos en el entendido de que la salvación del ser humano es por la gracia de Dios y no por obras del ser humano. A continuación comentaré brevemente estas recomendaciones que te ayudarán en tu labor misionera.
1. Ante el desafío de compartir con otros el evangelio eterno, incluyendo los Diez Mandamientos, es necesario conocer el contenido y las bondades de la Ley de Dios. Para esto te recomiendo hagas tuyas las palabras del salmista registradas en Salmos 119: 124,125 “. . .enséñame tus estatutos. Tu siervo soy, dame entendimiento para conocer tus testimonios.” Mientras no conozcas lo que quieres compartir, tu tarea de testificación se te dificultará. Conocer el contenido y los propósitos de Dios detrás de cada Mandamiento es importante para cumplir con el compromiso misional de todo cristiano. Recuerda el consejo del apóstol Pedro: “estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.”
2. Antes de compartir con otros el contenido de los Diez Mandamientos tú debes guardar cada uno de ellos. Por esta razón, en tu corazón debes hacer la siguiente oración: “Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón” (Salmo 119: 34). Además, sería bueno hacer el siguiente compromiso: “Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos” (Salmo 119:44, 45). Recuerda que la mejor manera de compartir con otros los mensajes de Dios es primeramente, experimentar el gozo de la salvación. En otras palabras, vivir feliz mientras guardas cada uno de sus preceptos. Porque la verdadera testificación consiste en compartir una experiencia y no solo un conocimiento.
3. Finalmente, si quieres compartir el conocimiento de los Diez Mandamientos, sin distorsionar el carácter de amor de Dios, es necesario señalar que la salvación es por la gracia de Dios y no por obras del ser humano. Es determinante, al abordar este tema, que quede claro que somos salvos por lo que Cristo hizo en la cruz y no por lo que yo hago al guardar sus Mandamientos. Sin embargo, esto no significa que no los debemos obedecer porque el guardarlos nos ayudan a no pecar contra él (Salmo 119:11). Además, porque al guardarlos se manifiesta amor al Salvador (Juan 14:15).
Que al compartir con otros el conocimiento de los Diez Mandamientos siempre se haga este trabajo misionero compartiendo también, una experiencia de gozo por guardar esos preceptos que reflejan el amor de su Autor para con los seres humanos. Que se pueda compartir las bondades de cada Mandamiento y el privilegio de obedecerlos dando testimonio, diciendo: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:8).