¿POR QUÉ LAS COSAS QUE MÁS ME GUSTA HACER NO LAS PUEDO HACER EN SÁBADO?

11 febrero, 2012

El título del artículo contiene una pregunta que algunos jóvenes expresan de manera muy sincera.  ¿Por qué no puedo ir a la alberca en sábado? ¿Por qué no puedo ir de compras? ¿Por qué no puedo ver la tele? ¿Por qué no…? ¿Por qué no…? ¿Por qué no…? Éstas supuestas "restricciones" para hacer "lo que nos gusta" causa en los jóvenes y en adultos reacciones en contra del día de reposo o sábado y por ende contra Dios.

Lamentablemente esto tiene que ver, en primer lugar, con la forma como una persona ha sido enseñada o formada.  Si alguien tiene la idea que el sábado es un día de restricciones, de  "no hagas esto…" "no hagas aquello…" pues seguramente así lo trasmitirá a otros.  Así mismo, si alguien tiene la idea de que Dios es un ser egoísta y justiciero, que obliga para que hagamos cosas que no queremos; pues entonces Satanás habrá logrado su propósito.

¿Es realmente el sábado un día de "no hagas esto", "no hagas aquello"?; ¿Es Dios un Ser a quien no le importamos y que desea vernos insatisfechos, tristes y aburridos?

Una lectura cuidadosa de las Escrituras nos muestra que el mensaje general que trasmite el sábado o día de reposo es que es un "regalo" (Mr. 2:27) para el hombre.  Entonces, si es un regalo y si este regalo viene de Dios, pues debe ser un regalo muy bueno; ¡que digo bueno, extraordinario!  Porque los mejores regalos vienen de Dios (Stg. 1:17); Porque Dios, que es amor (1ª. Jn.4:8); que es misericordioso (Sal. 103:8); que es bondadoso (Sal. 68:10); desea lo mejor para nosotros más que nuestros propios padres o la gente que nos ama (Mt. 7: 9 – 11); sus deseos de bien para nosotros son tan grandes como son más altos los cielos de la tierra (Is. 55:8-13); ¿Cómo pues puede el sábado ser un mal regalo? ¿Cómo puede el sábado ser un día de aburrimiento e insatisfacción? No; Esto tiene que ver más con la forma como percibimos el sábado y a Dios que con su verdadero significado y esencia que nos presenta la Biblia.

Por otro lado, es importante reconocer que no todo lo que uno quiere o nos gusta hacer significa que es bueno o que sea para nuestro bien.  Además, el sábado es un día del cual nosotros no somos los dueños, sino Dios.  Jesús dijo: "Porque el Hijo del hombre es Señor del día de reposo…" (Mt. 12: 8).  Como Señor del Sábado él puede y está más que dispuesto para otorgar a cada uno lo que más necesita o "quiere".  Todas las personas que en el pasado se acercaron a él porque "querían" tener vista para apreciar sus maravillas (Jn. 9), la recibieron.  Los que se acercaron a él en sábado porque "querían" ser sanos para servir a otros (Luc. 13: 10-17; Mt. 12: 22), fueron sanados.  ¡Qué sábado fue para ellos! un día extraordinario.  Hicieron  y les fue hecho lo que querían.  Pero los que se acercaron a él en sábado para criticarlo o juzgar, quedaron vacíos como estaban (Mt. 12: 2; 10).

Es posible que digas: Pero yo me refería a las cosas que "quiero hacer" como ver la tele, ir a la alberca o de compras.  Te respondo, el sábado no es un día de asueto o feriado como los que encontramos en el calendario a lo largo del año para nuestros deleites o gustos.  El Señor nos concede seis días, como dice la Escritura: "seis días trabajarás y harás toda tu obra" (Ex. 20. 9).  El sábado es un día especial; un día de renovación total, de encuentro con Jesús.  Es un recordativo semanal de su obra creadora y redentora; por lo tanto, el principio bíblico de que "todo tiene su tiempo" (Ecle. 3) debe ser aplicado aquí.  Este es el tiempo del Señor y el Día del Señor, pero en su amor nos incluye.  Más que un día de "No" "No" "No" es un día de "Sí", "Sí", "Sí".  Sí al encuentro con Dios; sí a las buenas obras; sí al servicio a nuestro prójimo; sí a la atención de los necesitados; sí a las cosas que queremos hacer.  Como dijera el apóstol Pablo: "El querer el bien está en mí" (Ro. 7:18); sólo falta el hacerlo.  El sábado provee esa oportunidad si se lo permitimos a él.  Es pues el sábado una vislumbre del amor de Dios.

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