Evangelización y testificación personales

05 mayo, 2012

Hace algunos años, en una de las iglesias que me tocaba atender como pastor, conocí a una hermana preparada profesionalmente y muy activa en la tarea de la evangelización y testificación personales. Me tocó conocer a varias personas, profesionales también, a quienes ella  les había mostrado el gozo de experimentar la salvación mediante su testimonio personal, les había presentado a Jesús como su Salvador personal, y finalmente, había estudiado con ellas un curso bíblico y las animó a entregarse a Dios y a iniciar una nueva vida mediante el bautismo. Lo que me llamó la atención de esa hermana es que todas las personas que llevó al bautismo eran compañeros de trabajo y todos ellos profesionales.

Hace unas semanas, me encontré con una de sus hijas y le pregunté por su madre quien ya es pensionada, avanzada de edad y con algunos problemas ocasionados por diversas enfermedades. Le comenté cómo impactó mi vida en aquellos años cuando la conocí, por su celo misionero y particularmente porque sus "hijos en la fe" eran compañeros de trabajo quienes llegaron a ser verdaderos líderes de la iglesia en compañía de sus familias. Al oír mis comentarios respecto a su madre su hija me comentó: ¿Sabe qué pastor? A mi madre ya se le dificulta mucho salir de la casa, pero su espíritu misionero no lo ha perdido,  de tal manera que hace un tiempo le oró al Señor diciendo: Tú sabes que ya no puedo salir para compartir mi fe, pero que me gusta mucho hacerlo. Por eso, te pido que me envíes personas a mi propia casa con quienes pueda estudiar la Biblia. Y ¿sabe qué pastor? Dios le contestó su oración. Llegaron unas señoritas a rentarle un apartamento que tiene en su propiedad y una nueva ayudante para la limpieza de su casa y con ellas empezó a compartir su fe y ¡dentro de 2 sábados se van a bautizar!

En la tarea de la evangelización y testificación personales hay varios aspectos importantes que son determinantes para cumplir efectivamente con este mandato cristiano. El mensaje, el método y el mensajero. Brevemente se describirá la importancia de cada uno de estos aspectos. En primer lugar, se debe recordar que la esencia del mensaje cristiano, es  una persona: Jesús el Salvador de ser humano. Los seres humanos deben oír que "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. . ." (1Tim. 1:15), deben conocer de aquel que "anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hech. 10:38). Deben escuchar que él es el gran sumo sacerdote que traspasó los cielos y que se compadece de nuestras debilidades, porque él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Y por esa razón, debemos acercarnos al trono de la gracia para alcanzar misericordia y alcanzar gracia para el oportuno socorro (Heb. 4: 14-16). Además, deben saber que "el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo" (1Tes. 4:16), y "que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino" (1Tim. 4:1).

En segundo lugar, para cumplir con efectividad la tarea de la evangelización, se debe usar el método adecuado para que los corazones se puedan abrir al mensaje que se comparte. En este aspecto, se tiene que reconocer que cada corazón necesita una llave en particular para poder abrirse a las nuevas de salvación. El método que se use en cada caso debe determinar la mejor manera para entregar el evangelio eterno. En otras palabras, el método significa el cómo se hará para transmitir el mensaje de salvación. Sin embargo, de debe recordar  que mientras se cumple con esta tarea no se está solo, porque se  tiene al Consolador, el Espíritu Santo como valioso aliado en el cumplimiento de la tarea de evangelización y testificación (Jn. 16: 7- 14).

Finalmente, al compartir con otros "la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13), el mensajero que transmite este mensaje  desempeña un papel determinante. Porque antes de oírle la gente necesita ver lo que el mensaje que pretende compartir ha hecho en su propia vida. Se puede afirmar que sus acciones mismas se convertirán en un testimonio que determinará si se escucha o no el mensaje que se quiere compartir.

Definitivamente, el mejor lugar donde se puede evangelizar y testificar es en el círculo inmediato de influencia, ya sea la familia, el vecindario, el centro de trabajo o de estudios.  Es en esos ambientes conocidos es dónde el  testimonio de un cristiano puede abrir los corazones a favor de Jesús. Si el hijo o hija de Dios vive y práctica, en esos ambientes, un estilo de vida acorde con el conocimiento que tiene de las Sagradas Escrituras, de tal manera que otros puedan reconocer que ellos "han estado con Jesús," su vida en sí misma será un sermón permanente que otros verán y que no podrán contradecir. Además, estarán listos para escuchar las nuevas de salvación.

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