Un ejemplo de testificación y evangelismo en equipo

12 mayo, 2012

Si pudiéramos elegir al evangelista más apasionado de la historia del cristianismo, sin duda mencionaríamos al Apóstol Pablo. Mucho se ha escrito de su vida y de su influencia. Para Díaz (1997) Pablo es conocido como una de las figuras más grandiosas, geniales y viriles del cristianismo. Según Swindoll y Álvarez (2003) Pablo fue una persona extraordinaria. Por otro lado, Colomina (2011) hace alusión a la labor misionera de Pablo,  considerándole como una columna maestra de la Iglesia Cristiana. De hecho de todos los apóstoles, según Orlandis (1983) las noticias de la acción apostólica de Pablo son sin duda las más abundantes, gracias a las informaciones contenidas en el libro de los hechos de los apóstoles.

Pablo, también es conocido por sus escritos. Escribió las epístolas a los Romanos, 1ª y 2ª a los Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª a los Tesalonicenses, 1ª y 2ª a Timoteo, Tito, Filemón y Hebreos. En estos escritos se puede observar su amor y celo por Jesucristo y la Iglesia, pero también su alto nivel intelectual y cultural. Estévez (2006) dice que Pablo era un hombre muy instruido, de un ambiente socioeconómico de clase alta, lo que podemos determinar por su elevada educación. Es admirable la declaración que hace el Espíritu de Profecía sobre la capacidad intelectual de Pablo, especialmente al presentarse ante los sabios griegos, White (1957) dice que él hizo frente a la lógica con la lógica, a la filosofía con la filosofía y a la elocuencia con la elocuencia.

Dios utilizó al Apóstol Pablo para hablar a toda clase de personas, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, hombres y mujeres, gobernantes y subordinados. Él testificó ante los sabios griegos (Hechos 17), ante el gobernador Félix (Hechos 24), ante el rey Agripa (Hechos 25) incluso ante Nerón, emperador romano, en cuya casa según White (1957) almas fueron ganadas para Cristo.

Es interesante notar que aunque Dios había bendecido al Apóstol Pablo con muchos talentos y capacidades, para la testificación, él no trabajaba solo. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, se menciona a los compañeros de Pablo: Bernabé y Juan Marcos con los que comenzaron los viajes misioneros (Hechos 12:25); Silas, con el que vivió la maravillosa experiencia de la conversión del carcelero de Filipo (Hechos 16); Timoteo, que llegaría a ser su principal colaborador (Hechos 16:1-5); Aquila y Priscila, quienes trabajaron con él,  tanto en la testificación como en la obtención del sustento. En el capítulo 20 del libro de los Hechos, se menciona una lista de compañeros de Pablo: Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; del Asia, Tíquico y Trófimo. Cabe mencionar que el que escribió el libro de Hechos, el médico Lucas, también formaba parte de este grupo misionero.

El Apóstol Pablo reconoce también, la labor de los hermanos que colaboraron en su ministerio. En la epístola a los Romanos por ejemplo, se menciona no solo los nombres de los hermanos que trabajaron en el ministerio, sino también el trabajo que hicieron a favor de la Iglesia: Febe, servía como diaconisa y ayudó mucho a los santos; Priscila y Aquila que colaboraban en la predicación y cuya casa era un centro de evangelización donde se reunía un grupo pequeño; María, que trabajaba con mucho entusiasmo; Andrónico y Junia, que trabajaron desde la prisión; Urbano, quien fue colaborador en el evangelio; Trifenia, Trifosa y Pérsida, que trabajaron mucho para el Señor. Pablo menciona también a Gayo quien le hospedaba, incluso a su compañero de cuarto Erasto y da a Tercio el privilegio de saludar siendo que ayudaba a Pablo en la escritura.

Al estudiar la vida del Apóstol Pablo nos damos cuenta que todos los personajes mencionados fueron importantes para la obra de la testificación. Aunque no todos fueron grandes como Pablo, todos fueron necesarios para el crecimiento del Cristianismo. Esto nos hace reflexionar en una gran verdad. No todos llegamos a ser gigantes en la testificación pero todos tenemos un lugar en la obra de Dios.

Díaz, G. L. (1997) Compendio de historial del derecho y del estado. México, D.F: Limusa-Noriega,.

Estévez, R. (2006). Meditaciones sobre los milagros de Jesús. Téxas: Mundo hispano

Orlandis , J. (1983). Historia breve del cristianismo. Madrid: Rialp.

Swindoll, C. R., & Álvarez, L. M. (2003). Pablo: Un hombre de gracia y firmeza. El Paso, Tex: Casa

Swindoll, C. R., & Álvarez, L. M. (2003). Pablo: Un hombre de gracia y firmeza. El Paso, Tex: Casa

White, E. G. H. (1957). Los hechos de los apóstoles: En la proclamación del Evangelio de Jesucristo. Mountain View, Calif: Publicaciones Interamericanas.

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