¿Y tu te levantarías?

28 julio, 2012

Imagina que eres víctima de una injusticia, que despiertas un día y las autoridades de justicia de tu país, vienen acusándote de ayudar a una persona a salir de los vicios, mismos que han destrozado su vida. Te insultan, te golpean, hacen contigo lo que quieren y te encierran en la cárcel.

Lo que imaginaste se asemeja un poco al incidente de Pablo y Silas en Filipos (Hechos 16: 16-23), donde él mismo describe que se sintió ultrajado, afligido, fue golpeado e insultado. Los judíos se limitaban a dar 39 azotes, pero los romanos hacían como le pareciera al funcionario del lugar. Después de haber vivido un milagro en el calabozo, se levantaron y caminaron 50 km por día para llegar a Anfípolis, luego a Apolonia, finalmente a Tesalónica. ¿Qué era lo que realmente los movía? ¿Por qué en lugar de claudicar, cobraron confianza y se atrevieron a seguir compartiendo el evangelio?

Si fueran intereses personales, no tenía caso ir a Tesalónica, pero el ejemplo apostólico confirmaba que el mensaje de esperanza y salvación era verdadero. Que lo único que los movía era que Dios les había confiado esa ardua tarea. (1 Tes 2:4)

Pero el levantarse para ir a Tesalónica era un reflejo de que Pablo siempre se apoyaba en Dios para continuar. Recuerda la historia de su conversión, a pesar de que el respiraba amenazas contra los discípulos del Señor (Hechos 9:1), finalmente reconoció que Jesús era el hijo de Dios. A pesar de la gran oposición que tuvieron los apóstoles en tesalónica se levantaban para continuar con su tarea.

Pablo siempre levantaba su miraba al cielo, Colosenses 3:2 dice: "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Si ponía su mirada en las cosas de la tierra, podría aprovechar la posición que ocupaba, dejar que le dieran honores, dinero y favores especiales. Pero al contrario, los trataban con delicadeza (1 Tes 2:7) como una madre amamanta y cuida de sus hijos, ellos compartían no sólo el evangelio, sino también su vida y tenían a Dios por testigo de esto. Es una bendita esperanza que somos ciudadanos de un reino que no tendrá fin y es un deber actuar como tal, mientras estamos de paso en este mundo un descuido puede hacer que el pecado destroce nuestra vida, pero tenemos ejemplos en la biblia de cómo vivir de acuerdo con los principios divinos.

He visto a muchas personas trabajar de día y de noche (1 Tes 2:9), luchan incansablemente para cumplir el llamado que Dios les ha dado. Por encima de críticas, fracasos personales y colectivos, su fe en Dios permanece intacta. Como si tuvieran un procesador especial en su mente que les ayuda a aprender las lecciones que Dios tiene para su vida, para después levantarse y continuar en el sendero que Cristo siguió. La coherencia de Pablo en hacer lo que predicaba tenía mucho poder, el decía con hechos que amaba a sus conversos, que estaba dispuesto a tratarlos como un padre anima, consuela y reprende a sus hijos.

La relación estrecha y el amor profundo que pablo tenía para con Dios, fue el resultado de levantarse cada día para encontrarse con él, buscarle cada mañana, tener sed de conocerle más y actuar de acuerdo a lo que el Espíritu Santo le indicaba.

Cada mañana, debemos preguntarnos cuales son los motivos que rigen nuestra vida. Si estos motivos no son amar a Dios y a nuestros semejantes, debemos marcar el alto, meditar y cambiar el rumbo que lleva nuestra vida. Realizar el cambio sobrenatural que vivió Saulo de Tarso a el gran apóstol de Jesucristo como lo conocemos hoy, sólo lo puede hacer el poder de Dios.

Hasta que permitamos a Dios tomar el control de nuestra vida, así como lo hicieron los apóstoles, hasta entonces y sólo entonces podemoslevantar la mirada y decir: "He pelado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe, por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida." (2 Timoteo 4:7-8)

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