Armarse para la victoria

10 noviembre, 2012

Para memorizar: “Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efe.6:13).

Introducción: Cada cristiano se encuentra envuelto en una guerra espiritual. Esta es una batalla personal, individual; contra Satanás y sus asechanzas. El propósito del enemigo de Dios es ganar la lealtad de cada creyente en Cristo. Eso demostraría ante el universo que las exigencias de Dios están fuera del alcance de los que declaran su fe en Cristo.

Pablo usa la analogía de la vestimenta de un soldado para ilustrar cómo debe prepararse el creyente para enfrentar esta batalla. Se mencionan los componentes de la armadura de un solado en tiempos de Pablo: El ceñidor, la coraza, el apresto, el escudo, el yelmo y la espada.

El ceñidor/ la verdad

“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad” (Ef. 6:14). Lo más probable que este ceñidor, del cual habla Pablo, se refiera a un delantal de cuero que ayudaba al que lo portaba a proteger el abdomen, pero que al mismo tiempo permitía cierto tipo de libertad al entrar en batalla. El apóstol compara al ceñidor con la verdad. Vivir la verdad implica entre otras cosas hacer lo correcto, motivado por el amor a Cristo y su ejemplo supremo para nuestra vida. No vivir la verdad es dar la espalda a Cristo y entonces nos convertimos en presa fácil del enemigo de Dios.

La coraza/ la justicia

“Vestidos con la coraza de justicia” (Ef. 6:14).  La coraza era una cubierta, en tiempos de Pablo, de cuero, con la cual se cubría el pecho y la espalda. La coraza protegía las partes blandas del cuerpo y era fundamental para el soldado en el campo de batalla. La coraza representa la justicia de Cristo. Comprender dicha justicia nos da fortaleza para enfrentar la lucha diaria del cristiano. La batalla no se enfrenta con nuestras fuerzas sino con la justicia de Cristo. No son nuestros méritos y esfuerzos sino la obra que Cristo ha hecho en nuestro favor lo que nos dará la victoria.

El apresto/ el evangelio de la paz

“Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”.  En la lucha cuerpo a cuerpo, la habilidad para estar de pie, para dar un paso al costado, para caminar y para correr, eran absolutamente esenciales. Puesto que la lucha del soldado romano era mayormente cuerpo a cuerpo, era de extrema importancia un calzado firme. Sus sandalias eran no sólo ajustadas con firmeza a sus pies y tobillos, sino que las suelas se tachonaban con clavosde cabeza grande, para impedir que el soldado resbalara. “ Por eso el evangelio de paz como un “fundamento preparado” es la paz del cristiano reconciliado con Dios por la sangre de Cristo. Esta reconciliación da al cristiano una base firme para la batalla espiritual” LES, IV Trimestre, pág. 80.

El escudo/ la fe

La palabra escudo que se presenta aquí viene de “puerta”, medía 1.20 X 0.70 mts. Se fabricaba con una capa doble de madera resistente. Y se cubrían de cuero. Servía para evitar que las flechas del enemigo hicieron daño al soldado. Con frecuencia esas flechas se arrojaban encendidas. La fe es nuestro escudo para enfrentar los dardos de fuego del enemigo, entre otros: La lujuria, la duda, la codicia, la falta de fe, el desánimo, etc. Es una fe que no se concentra en nuestra capacidad de enfrentar al enemigo, pues no lo podemos vencer, pero Cristo si lo venció y podemos depositar nuestra fe en el autor y consumador de esta.

Yelmo y espada/ la salvación y el Espíritu

El yelmo se usaba para proteger la cabeza del guerrero. La analogía con el cristiano es maravillosa. Debemos nuestra mente y sus pensamientos. La salvación es un don que se otorga al creyente cuando reconoce a Jesús como su Salvador, entonces comienza el gozo de la salvación. El creyente necesita cuidar su mente, el intelecto, el medio que Dios usa para comunicarse con sus hijos.

Se menciona entonces a la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Al estudiar la revelación de Dios, podremos enfrentar las tentaciones del enemigo de la misma manera que Cristo las enfrentó, y vencer de la misma manera que él venció, con un “escrito está”. El enemigo huye del creyente que estudia la palabra de Dios y la usa en su vida diaria.

Conclusión

La invitación del apóstol Pablo es “orar en todo tiempo”, es decir el énfasis es que cada ocasión y momento de la vida debemos orar. La oración es nuestra mejor defensa en los momentos difíciles de la experiencia cristiana.

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