La Creación y la Caida
Omar Velázquez
Los mensajes de Dios para la raza humana han sido dados a través de la Palabra escrita que conocemos como la Biblia. Una de las formas para transmitir las enseñanzas del Creador para los seres humanos es a través de historias.En su narración se encuentran tanto advertencias como promesas de parte de Dios para sus hijos.
La historia más triste que registra la Palabra de Dios, sin duda alguna es la historia de la pasión y crucifixión de Jesús el SALVADOR. En ese relato se describe el amor de aquel que dijo "Pongo mi vida por las ovejas" (Juan 10:15). Se puede decir que la segunda historia más triste que registra la Biblia es la de la creación y la caída de Adán y Eva en pecado.En esa historia en particular se presentan serias advertencias contra Satanás el que "ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso y padre de mentira" (Juan 8:44).En esa historia, también se anuncia el mensaje de salvación en labios del mismo Creador al decir: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Gén. 3:15).
Al recordar la historia de la caída en pecado de Adán y Eva es necesario señalar que el origen del pecado es un enigma que no se puede descifrar en su totalidad.Sin embargo, se puede decir con toda certeza, basado en la revelación del Dios de amor que presenta las Sagradas Escrituras, que Dios no es el autor del pecado. Él no es el responsable de la existencia del pecado. Entre muchos textos que sostienen esta verdad recuerda lo que dice Santiago 1:13,14: "Cuando uno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido."
Una de las grandes lecciones de advertencia que nos llegan a través de la historia de la caída de Adán y Eva en pecado, es que en ella se describe la esencia misma del pecado. Este consiste en colocar la voluntad propia en lugar de la voluntad de Dios. En otras palabras, esa triste historia señala que Adán y Eva eligieron conscientemente hacer lo que "la serpiente", el diablo, les propuso en lugar de obedecer a su Creador. Ellos eligieron comer del fruto prohibido ejerciendo en forma clara su libre albedrío que era también un don de Dios. Debe notarse que nadie, ni siquiera Satanás, los obligó a tomar esa decisión. De su propia y libre voluntad eligieron desobedecer a Dios y hacer lo que la serpiente les propuso. Ésta acción se constituyó en un acto de rebelión voluntaria y deliberada. En eso consistió su pecado.
Desde aquel día, el diablo constantemente está invitando a los seres humanos para seguir sus insinuaciones y no la voluntad expresada por Dios. Sin embargo, Dios también sigue llamando a los seres humanos para que usen con responsabilidad y para su propia salvación, elegirlo a él en lugar de Satanás. Se puede decir que el eco de la voz del Dios de amor resuena a través de los siglos diciendo: "Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos" (Proverbios 23:26).
Hay que recordar que el ser humano se encuentra en medio del gran conflicto entre el bien y el mal, entre Cristo y Satanás. En ocasión de la caída de Adán y Eva en pecado, ellos eligieron seguir la insinuación que el Diablo hizo en lugar de obedecer las indicaciones de Dios. Hoy todo hijo e hija de Dios, al igual que Eva y Adán, también tiene que elegir obedecer entre lo que dice el Diablo y lo que dice Dios. Ante las pruebas que se enfrenten en la actualidad, el hijo de Dios puede salir victorioso ante las tentaciones que Satanás presenta. No con su poder personal, sino aferrados de la mano de Dios. El ha prometido la dirección de su Santo Espíritu para guiar a sus hijos por caminos de rectitud y para corregirlos cuando estén a punto de extraviarse, su promesa es: "Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: éste es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda" (Isaías 30:21). Además, Pablo afirmó "Todos los que son guiados por el espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Romanos 8:14).
Ante los engaños y tentaciones de Satanás, quien ha descendido con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo (Apocalipsis 12:12) y que está tratando de engañar, si fuese posible, aun a los escogidos, que el Señor nos ayude a salir victoriosos haciendo nuestro el secreto del apóstol Pablo al decir: "todo lo puedo en Cristo que nos fortalece" (Filipenses 4:13). Que el Señor, al vernos elegirlo a él en lugar de Satanás y obtener victorias sobre la tentación, pueda repetir, en las bóvedas celestiales, las palabras de satisfacción que dijo sobre Job, "¿No has visto a mi siervo . . ., que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).