"de rodear la tierra y de andar por ella"

Emmer Chacón

sábado 9 de febrero, 2013

JOB 1:7

Las escenas presentadas en Job 1:6-12 y 2:1-7ª forman parte del prologo en prosa del libro (1:1-2:13) en el cual se le provee al lector el contexto y las pautas necesarias para la comprensión del resto del libro. En estas dos escenas se introduce a Satanás, el adversario por su significado en hebreo, presentándose ante Dios como parte del Concilio Celestial.[1]

El texto comienza por trasladar al lector en el tiempo y el espacio aunque la narración no pareciera tener mucho interés en ser precisa en cuanto a la cronología del evento. La escena se presenta en secuencia con los eventos de 1:4-6. En este sentido es interesante notar que los Targums, traducciones interpretativas del Antiguo Testamento al Arameo, explican que la reunión de Job 1:6 se llevó a cabo el día del año nuevo hebreo y la de Job 2:1 en la fecha del día de la expiación. Fechas estas en las cuales se decide el destino del creyente.[2] También es importante reconocer la naturaleza vertical/celestial de la escena. El texto mueve la atención del lector de una serie de reuniones festivas en la tierra (1:4-6) a una magna convocación celestial ante la presencia de Dios. En el texto es, entonces, más importante el movimiento vertical tierra/cielos.  

Los presentes en la convocación son llamados "los hijos de Dios." Esta expresión no se aplica en la Escritura a los ángeles y en Génesis 6:2, 4 se aplica a seres humanos. El pasaje es enfático al aclarar que entre ellos vino "también" Satanás. La literatura del Antiguo Cercano Oriente contempla escenas similares en las cuales los siervos del rey vienen ante su presencia a presentar sus informes y rendir cuentas. Este contexto permite entonces entender la pregunta de Dios a Satanás: "De dónde vienes" como una oportunidad para que Satanás presente algún tipo de informe. Esto puede parecer ofensivo al lector pero debemos recordar que aún Jesús reconoce a Satanás como "Príncipe de este mundo."[3] A la pregunta de Dios, Satanás responde con la frase "De rodear la tierra y de andar por ella." La palabra castellana "rodear" traduce el verbo hebreo sut que el Antiguo Testamento a menudo usa para la idea de ir en busca de algo (Números 11:8), para ir y supervisar algo para presentar luego un informe al rey (2 Samuel 24:2, 8). De manera tal que el texto de Job 1:6-12 presenta a Satanás dando el informe de aquello que está ´a su cargo´ aunque esto sea por usurpación al haber "vencido" a Adán y Eva en el jardín del Edén.[4]

Finalmente, y no menos importante, debemos leer la declaración de Satanás en Job 1:7 a la luz del conflicto cósmico. Una vez que Satanás logra vencer a Adán y Eva, establece una cabeza de playa en la tierra desde la cual pretende desafiar el gobierno divino. Dios, en armonía con su carácter, en búsqueda del mayor bien y de una solución definitiva para el problema del mal, permite que el bien y el mal se desarrollen en la tierra hasta que evidencien, por sus frutos, la naturaleza de cada uno de ellos y de esa manera se justifique los que habrá de hacerse. Será entonces cuando Dios pueda de manera segura y definitiva erradicar definitivamente el mal en todas sus manifestaciones. Esto será en el juicio escatológico al final de los días.[5]

 

 



[1]
David J. A. Clines, Job 1-20, Word Biblical Commentary, vol. 17 (Dallas: Word, 2002), 18.

[2]Stephen A. Kaufman, ed. Targum Job: From the CAL Files (Hebrew Union College, 2005).

[3]Juan 14:30; 12:31 y 16:11.

[4]Génesis 2:15 nos dice que Dios colocó al hombre "en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase." El verbo que nuestras versiones hispanas traducen como labrar es usado con frecuencia en el Antiguo Testamento para hablar de servicio religioso (Deuteronomio 7:14) y el verbo traducido como guardar es usando con frecuencia para hablar de la observancia de deberes y mandamientos en el sentido de proteger, custodiar, obedecer. Véase Brown, Francis, Samuel Rolles Driver and Charles Augustus Briggs. Enhanced Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Oak Harbor, WA: Logos, 2000), 1036.

[5]Véase Mateo 13:30 y Donald A. Hagner, Matthew 1-13, Word Biblical Commentary, vol. 33A (Dallas: Word, 2002), 384.