JUAN 17: Retórica de lo Genuino
Emmer Chacón
Juan 17:1-26 es la culminación del discurso de despedida del Señor Jesús que se extiende desde Juan 13:1 hasta 17:26.[1] Dos temas se entrelazan en Juan 17:1-26. Estos son la gloria (17:1-5) y la unidad de los creyentes: los discípulos (17:6-19) y los creyentes futuros (17:20-26). [2] Es el tema de la unidad ante la perspectiva de la despedida, la misión y la escatología lo que ocupa nuestra reflexión en esta ocasión. ¿Cómo se relacionan la gloria y la unidad? Hay elementos objetivos que entrelazan estos dos elementos en Juan 17; estos elementos son la comunión, la palabra, la santidad y la misión.
La comunión del Hijo y del Padre (17:5) es planteada como modelo para la comunión que los discípulos han de tener con el Señor Jesús y con el padre y entre ellos mismos. Esta comunión tiene una base objetiva en la Palabra revelada y un efecto visible en la santidad. La comunión espiritual del creyente con la Deidad se objetivaba en la Palabra y en la santidad. La santificación es una obra objetiva de la Deidad en el creyente sobre la base objetiva de la revelación escrita, la Palabra en el ambiente de la comunión espiritual del creyente con su Señor.
En el constructo comunión / palabra / santidad falta un elemento que Juan 17 omite pues ha sido harto enfatizado en Juan 13-16. La obediencia del creyente a la Palabra de Dios. Juan 15:1-11 presenta la obediencia del creyente a la Palabra como condición para la realización y la permanencia en la comunión con su Señor. Este pasaje (Juan 15:1-11) presenta la comunión en conexión con la gloria y como pre requisito para la realización de los frutos de la vida cristiana.
La comunión del creyente con el Señor Jesús y el Padre, en virtud de la redención, se hace objetiva en la obediencia, por la fe y en el Espíritu, de la Palabra de Dios. Es de esta manera que la Deidad santifica al creyente. La consecuencia de este proceso es entonces la unidad del creyente con su Señor y una vez que los creyentes logran la unidad con su Señor, la unidad entre los creyentes será una realidad. Es por esta razón que la unidad de los creyentes es evidencia de su relación con el Salvador. En otras palabras, la unidad tiene un objetivo misional. Es una unidad respaldada por una realidad ética obrada en el creyente una vez que Dios lo santifica en la Palabra. La Palabra se hace evidente en el creyente y valida su proclamación.
En un mundo post modernista que cuestiona la validez de toda narrativa y cansado del fracaso de la religión evidenciado en las vidas impías de aquellos que la profesan, Juan 17:1-26 plantea al creyente un imperativo a ser genuino. Un imperativo a vivir vidas de comunión con el Padre y el Hijo en el Espíritu. Comunión ésta que se hace objetiva en la obediencia a toda palabra que sale de la boca de Dios. Una obediencia de fe en la cual es Dios el que obra en el creyente así el querer como el hacer por su buena voluntad.[3] Una vez que el creyente camina en las buenas obras que fueron preparadas para él desde antes de la fundación del mundo; una vez el creyente sea uno con su Señor y su palabra; una vez el creyente sea uno con Cristo juntamente con sus correligionarios, el mundo verá una evidencia del poder y la legitimidad del Evangelio que no podrá argumentar.
[1] Los discursos de despedida de grandes personajes eran conocidos en la antigüedad y en la Escritura hay evidencia de ello. Tenemos los discursos de despedida de Jacob (Génesis 49), de Josué (Josué 22-24), de David (1 Crónicas 28-29), el de Pablo en Mileto (Hechos 20:17-38). Véase George R. Beasley-Murray, John, Word Biblical Commentary, vol. 36 (Dallas: Word, 2002), 222. Ernst Bammel explora los paralelos de Juan 13-17 con la literatura extra bíblica judía resaltando conexiones y las peculiaridades de Juan 13-17. Véase Ernst Bammel, “The farewell discourse of the evangelist John and its Jewish heritage.” Tyndale Bulletin, vol. 44 no. 1 (May 1993): 103-116.
[2] Barclay Moon Newman and Eugene Albert Nida, A Handbook on the Gospel of John, UBS Handbook Series (New York: United Bible Societies, 1993), 523.
[3] Este modelo fue presentado por Moisés en Éxodo 19-24, Levíticos 17-20 y Deuteronomio 5-26. El discurso de despedida del Profeta en Deut 29-30 lo enfatiza así como lo hace el discurso de despedida del Profeta en Juan 13-17. Se han detectado nexos entre el contexto y el contenido del discurso de despedida de Moisés en Deuteronomio 29-30 y el de Jesús en Juan 13-1. Aelred Lacomara, "Deuteronomy and the farewell discourse (Jn 13:31-16:33)," Catholic Biblical Quarterly, vol. 36 no.1 (January 1974): 65-84.