¿A QUIÉN ADORAMOS?

Silvino Tovar

sábado 24 de agosto, 2013

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquél que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”(Apocalipsis 14:6,7)

   El amor es el motor que hace que los individuos realicen grandes hazañas por lo que aman. Hace unos veinte años, cuando mi esposa y yo éramos novios, nos encontrábamos separados por motivos de trabajo en diferentes lugares. La distancia que había entre ambos era aproximadamente de unos 2500 kilómetros. Ella se encontraba cerca de la frontera con los Estados Unidos de Norteamérica, y como contaba con visa americana, podía entrar y salir frecuentemente a ese lugar. En cierta ocasión que le visité, ella decidió invitarme a ir de compras y pasear algún momento al otro lado de la frontera; pero como yo no contaba con visa, es obvio que no podía acompañarle; así que fui sólo con ella hasta la aduana. Y estando en ese lugar, pensé en opciones de cómo poder ir con ella, pues yo no quería dejarla ir sola. Así que le dije, vete tú por la aduana y yo me voy a ir por la malla, por el agujero donde se pasan otras personas, y nos encontramos en la tienda donde comprarás. Así lo hicimos, sólo que en mi caso, las cosas no salieron tan bien, pues en el agujero mencionado había un grupo de personas mal vivientes que despojaban de sus posesiones a los que pasaban por ese lugar. Además, al entrar por ese lugar, las patrullas migratorias estaban del otro lado, lo cual complicó el poder encontrarme pronto con mi novia. Pero, a pesar de todos esos obstáculos, logré encontrarme con mi novia, pude pasear con ella y realizar algunas compras.

   Al reflexionar en la experiencia anterior, viene a mi mente la pregunta ¿Qué motivos tuve para recorrer largas distancias, lidiar con pandilleros y patrulleros, a fin de andar y estar junto a mi novia? La respuesta es evidente: puro amor. Ahora bien, cuando se ve a las personas con poco interés en Dios y en todo lo que se relaciona con él: Biblia, oración, iglesia, predicación, alabanza, diezmos, ofrendas, cargos, ayuda a los demás, etc. ¿Qué podría pensarse de ellas? O por el contrario, vemos a personas interesadas en todo lo anterior, igualmente, ¿Qué podría pensarse de ellas? El amor es lo que hace la diferencia, el cual está presente en unos y ausente en otros. El gran amor que se tiene por alguien es lo que la Biblia llamaría reavivamiento; y todo lo que se hace por el ser que se ama, es lo que  llamaría reforma. Es decir, el reavivamiento (amor) produce la reforma (las acciones).

   Por otro lado, la actitud de apego o de desinterés por Dios y todo lo relacionado con él, es también, lo que la Biblia le llama adoración. Por un lado, existen personas que adoran a Dios, y por otro, están las que adoran otras cosas. Es decir, están los que se desviven por el Señor, y están los fríos e indiferentes hacia él. De allí, la necesidad del mensaje de Apocalipsis 14:6,7, el cual hace un llamado a la adoración, esto es a amar a Dios de todo corazón, con todas las fuerzas y con toda el alma; ya que llegará el momento en que las personas, en base a lo que adoran, será su destino.

   Haciendo un breve repaso de los tipos de adoradores que la Biblia presenta, puede encontrarse a diez clases diferentes:

1.       Adoradores de hombres: “Cuando Pedro entraba, salió Cornelio a recibirlo, y postrándose a sus pies, adoró” (Hechos 10:26)

2.       Adoradores de ángeles: “Y yo Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y después de haber oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me las estuvo mostrando”(Apocalipsis 22:8)

3.       Adoradores de imágenes: “Y los otros hombres que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron  de la obra de sus manos, para dejar de adorar a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera; que no pueden ver, ni oír ni andar”(Apocalipsis 9:20)

4.       Adoradores de los demonios: “Y los otros hombres que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de la obra de sus manos, para dejar de adorar a los demonios”(Apocalipsis 9:20)

5.       Adoradores de lugares: “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es donde se debe adorar”(Juan 4:20)

6.       Adoradores del vientre: “Porque por ahí andan muchos… que son enemigos de la cruz de Cristo, el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre… sólo piensan en lo terrenal”(Filipenses 4:18,19)

7.       Adoradores de los astros: “Y me llevó al atrio… y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas  al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente”(Ezequiel 8:16)

8.       Adoradores de la bestia: “Y adoraron al Dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?... Y la adoraron todos los moradores de la tierra, cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero…”(Apocalipsis 13:4,8)

9.       Adoradores de la imagen de la bestia: “… Si alguno adora a la bestia y a su imagen… él también beberá del vino de la ira de Dios”(Apocalipsis 14:9,10)

10.   Adoradores del Dios del Universo: “Más la hora viene y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”(Juan 4:23)

   En fin, ¿A quién adoramos? ¿Por quién nos desvivimos? El motor que esté en el corazón humano, será la brújula que señale a quién adora; indicará por quién hará sus grandes hazañas. El deseo de Dios es que la vida nuestra sea para él, nosotros lo decidimos. El dice: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”(Proverbios 23:26)