“Embajada y embarque Celestial”

Adan Dyck

sábado 28 de septiembre, 2013

            El pueblo de Dios debe tener ahora sus ojos fijos en el santuario celestial, donde. . . nuestro gran Sumo Sacerdote. . . está intercediendo por su pueblo.

Maranatha “El Señor Viene” p. 247.

 

Identidad.    

            Después de un arduo y caluroso verano de trabajo colportando en el Este de los Ángeles, el corazón de Abdiel latía de ansiedad por estar de regreso en casa. El reloj marcaba 50 minutos antes de la hora del vuelo que lo llevaría a casa. Había pasado gran parte de la noche esperando por abordar la aeronave que lo llevaría en su feliz regreso. Finalmente llego su turno en la fila y el requerimiento obligado se dejó escuchar por la muy amable representante de la aerolínea. Puedo ver su pasaporte. ¿Mi pasaporte? se pregunto Abdiel. No traigo pasaporte, solo traigo visa americana. Disculpe, replicó la amable señorita, usted no puede abordar este avión. Pero, he esperado toda la noche, me he preparado todo el verano para este momento he pagado mi boleto y usted me dice que no puedo subir al avión. Tiene que haber alguna opción. Lo siento.

            Comprender la falta de un documento que acredite tu identidad después de horas y horas de espera es muy significativo. Sobre todo cuando el deseo de estar en casa es extremo. ¿Qué hacer?¿Como conseguir el documento que no tienes a la mano?

            Algunas sugerencias te pueden abrir el sendero en el camino a tu destino. ¡Eso es!, ¿puede la  embajada de mi país darme un documento que acredite mi identidad?  Si, un pasaporte. Dos días después la historia se repite pero ahora Abdiel cuenta con un documento de identidad que su embajada le ha otorgado para viajar libremente de regreso a casa.

            Me gusta pensar en el Santuario construido por Moisés, como una embajada. Un sitio donde se da forma a nuestra identidad, en términos actuales la iglesia, el grupo de creyentes que se reúnen en un templo para adorar al Creador. Esto me proporciona un pasaporte, un estilo de vida y de aprendizaje para un libre trayecto en mi viaje a la patria celestial. Un lugar donde me enseñan a amar la ley de Dios, a vivir de acuerdo a los estatutos celestiales que me identifican como ciudadano.

            Ahí puedo contar con un pedazo de cielo, mi tierra, donde me conocen, me aceptan, hablan mi idioma, me aman. El amor de mi familia ahí se siente porque es un pedazo de mi patria, el cielo.

 

Reconocimiento.     

            Sentir que estas camino a casa sentado en el asiento de un avión que te llevará a tu ansiado destino, me hace recordar el embarque de una familia de fe en la antigüedad en medio de una incipiente tormenta. ¡Claro!, estar dentro de una enorme barca de madera, calafateada con brea y rechinando ante los embates de las olas, significaba la vida, la salvación, un viaje a un nuevo hogar.             Me gusta pensar que el arca de Noé también representa nuestro medio y vehículo de salvación. Dios ha sido el diseñador, ha provisto recursos para la construcción. Conoce las inclemencias del viaje, ha sido especifico en los detalles de la nave, ahora me pide que este adentro y confíe.

            Puede haber una manera mas grafica y palpable de mostrarme su amor en nuestro trayecto a casa.

            Es por esto que el acto maravilloso de Noé y su familia al presentar ofrendas de sacrificio al concluir su viaje en el arca, me recuerdan mi compromiso de agradecimiento para con Dios en mis diezmos y ofrendas.

 

            Hay dos importantes palabras que esta semana debemos considerar: Identidad y Reconocimiento. Nuestra identidad esta en Jesús el autor y consumador de nuestra salvación. Nuestro reconocimiento se da en un estilo de vida, que como una ofrenda se exhibe a los demás y somos reconocidos como ciudadanos.

            Dignos por Jesús y en libre transito en nuestra iglesia, a la patria. A la patria celestial.