La morada de Dios

Jacob García

sábado 28 de septiembre, 2013

Como pueblo, no debemos descansar hasta que entendamos claramente el tema del santuario, que ha sido presentado en las visiones de Daniel y Juan. Este asunto arroja gran luz sobre nuestra posición y nuestra obra actual, y nos da una prueba irrefutable de que Dios nos ha dirigido en nuestra experiencia pasada. El pueblo de Dios ha de tener sus ojos fijos en el santuario celestial, donde se está realizando el servicio final de nuestro gran Sumo Sacerdote en la obra del Juicio: donde él está intercediendo por su pueblo. Evangelismo Pág... 166

Recordemos que hay un Rey que esta por encima de cualquier gobernante terrenal por supuesto ese Rey es nuestro Señor. Ahora bien tiene el Rey de los cielos algún lugar donde vivir, o toda la existencia del inmenso cielo es su morada o por lo menos hay algún lugar en el cielo donde el Señor gobierna el universo que el creo.

            El primer templo fue ordenado por Dios para su construcción. Éxodo 25: 8 Menciona: Después me harán un santuario, para que yo habite entre ustedes. El templo debería de ser como Dios dijo. Éxodo 25: 9, 40 declara: El santuario y todo su mobiliario deberán ser una réplica exacta del modelo que yo te mostraré. Procura que todo esto sea una réplica exacta de lo que se te mostró en el monte. La construcción de un templo parece imposible, así lo expreso Salomón 1 Reyes 8: 27 menciona: Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!

¿Qué se le mostro a Moisés?

            Isaías 6: 4 declara: Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo. Ezequiel 1: 1, 26 menciona: En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano. No hay duda que a Moisés se le mostro el templo en el cielo al igual que a Isaías y Ezequiel.

 

El templo en el cielo

            La más clara descripción de un templo en el cielo la encontramos en Apocalipsis 11: 19 Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto, y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada. Y Hebreos 8: 1, 2 menciona: Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo,el que sirve en el santuario, es decir, en el verdadero tabernáculo levantado por el Señor y no por ningún ser humano.

            Jesús el sumo sacerdote no habría de efectuar su ministerio en un santuario terrenal. Hebreos 9: 24 declara: En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.

La Biblia deja claro que hay un santuario en el cielo (un templo) donde está el trono de Dios. Un santuario que su existencia es magnífica y real es la casa de gobierno donde Dios rige el universo que ha creado. Desde ese remoto pasado el santuario celestial fue el asiento del trono de Dios. Además el profeta Miqueas más tarde reafirma la centralidad del santuario de Dios. Miqueas 1: 2 menciona: Escuchen, pueblos todos; preste atención la tierra  y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo  el Señor, el Señor omnipotente,  será testigo en contra de ustedes.

Pero donde tenemos las evidencias más contundentes de que hay un templo físico en el cielo son en Apocalipsis y Daniel. Recordemos que Apocalipsis viene de una palabra griega Apocalypto que significa: descubrir, quitar el velo. Daniel 7: 9, 10 declara: Mientras yo observaba esto, se colocaron unos tronos,  y tomó asiento un venerable Anciano. Su ropa era blanca como la nieve,  y su cabello, blanco como la lana. Su trono con sus ruedas centelleaban como el fuego.De su presencia brotaba un torrente de fuego. Miles y millares le servían, centenares de miles lo atendían. Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos. La visión prosigue Daniel 7: 13, 14 menciona: En esa visión nocturna, vi que alguien con aspecto humano venía entre las nubes del cielo. Se acercó al venerable Anciano y fue llevado a su presencia,y se le dio autoridad, poder y majestad. ¡Todos los pueblos, naciones y lenguas lo adoraron! ¡Su dominio es un dominio eterno, que no pasará, y su reino jamás será destruido!

Se muestra a Dios en su santuario de donde Dios gobierna. Es también de donde emite su juicio.Apocalipsis 4: 2, 3 declara:Al instante vino sobre mí el Espíritu y vi un trono en el cielo, y a alguien sentado en el trono. El que estaba sentado tenía un aspecto semejante a una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono había un arco iris que se asemejaba a una esmeralda.

El trono es el asiento del gobierno de Dios y del juicio. En el trono aparece su padre. Apocalipsis 5: 6, 7 menciona: Entonces vi, en medio de los cuatro seres vivientes y del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Se acercó y recibió el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

¿Cómo sabemos que este trono se encuentra en el santuario celestial?

Por el relato que hace Apocalipsis sobre el juicio de Dios para los impíos. Apocalipsis 14: 14 declara: Miré, y apareció una nube blanca, sobre la cual estaba sentado alguien semejante al Hijo del hombre. En la cabeza tenía una corona de oro, y en la mano, una hoz afilada. Entonces salió del templo otro ángel y le gritó al que estaba sentado en la nube: Mete la hoz y recoge la cosecha; ya es tiempo de segar, pues la cosecha de la tierra está madura.Desde el santuario celestial se envían los castigos que llevaran al fin del mundo.  Apocalipsis 15: 5, 6 menciona: Después de esto miré, y en el cielo se abrió el templo, el tabernáculo del testimonio. Del templo salieron los siete ángeles que llevaban las siete plagas. Estaban vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos con bandas de oro a la altura del pecho.

El trono de Dios se encuentra en el santuario celestial Habacuc 2: 20 declara: En cambio, el Señor está en su santo templo;  ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!

Dios tiene una morada en el cielo es su santuario por lo tanto es su templo no es una vivienda. Porque él no la necesita pero es el palacio real es la casa de gobierno es el lugar donde el rige el universo.

Para enseñar la realidad del santuario en el cielo Dios le pidió a Moisés que construyera el santuario en el desierto. Esa construcción era la maqueta del verdadero pero también era el asiento del gobierno de Dios para su pueblo elegido aquí en la tierra, allí se ejecutaron los juicios contra Israel. Así como hubo un juicio para Israel también habrá un juicio final sobre toda la tierra. Así como hay un santuario verdadero hay también un cordero verdadero.

En concusión hebreos 4: 14 – 16 menciona: Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.

"En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para el edificio. No ha de quitarse ni un solo ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo presentará falsas doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un santuario. Este es uno de los puntos en los cuales algunos se apartarán de la fe. ¿Dónde encontraremos seguridad, a menos que sea en las verdades que el Señor nos ha estado dando durante los últimos cincuenta años"?

The Review and Herald, 25 de mayo de 1905. {Ev 167.2}