EL DÍA DE LA EXPIACIÓN

Omar Velázquez

sábado 2 de noviembre, 2013

Para los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, hablar del día de la expiación, es tocar un tema básico en la comprensión de las profecías bíblicas. Porque la interpretación de la profecía de los 2300 días de Daniel 8:14 nos ha llegado a aclarar, que a partir de 1844, los seres humanos y el mundo en general, estamos en el cumplimiento del gran día de la expiación (antitipo), anunciado en el día de la expiación (tipo), que se realizaba por el antiguo pueblo de Israel como parte de los servicios que se ofrecían en torno al santuario. Todos los detalles de las ceremonias que se realizaban ese día están descritos en Levítico 16.

El tema del día de la expiación debe ser bien conocido por cada miembro de iglesia de tal manera que sea dominado y fácil de explicar.  Es cierto que, para cada adventista, es importante comprender el significado del día de la expiación. Pero,  más que  conocimiento de esta profecía, la comprensión de este tema debe llevar a una experiencia espiritual que produzca en el creyente el gozo de la salvación. Solo los que viven felices porque saben que tienen un gran Sumo Sacerdote en los cielos que se compadece de sus debilidades (He. 4: 14-16), y están conscientes de los tiempos proféticos que vive nuestro mundo, pueden estar comprometidos en participar  con dedicación, con entusiasmo y con alegría en la tarea de compartir las verdades eternas que se desprenden de este tema en particular. 

Sin embargo, esto no es la realidad en muchos de los adventistas de la actualidad. El tema del día de la expiación no se conoce bien y por lo tanto, tampoco ha hecho el efecto espiritual esperado en los miembros de la iglesia. Y como resultado, tal vez, esta sea una de las razones que están impidiendo un nuevo despertar evangelístico entre los adventistas que nos toca vivir en estos tiempos proféticos. Definitivamente, La comprensión profética del día de la expiación en los primeros adventistas del séptimo día, fue uno de los temas que encendieron su corazón con pasión misionera y que impulsaron a la naciente iglesia con una visión mundial. Esperamos que pronto esa experiencia se repita entre los adventistas de la actualidad.

 En síntesis ¿Cuál es el mensaje del día de la expiación que debiera llenar nuestro corazón del gozo de la salvación e impulsarnos a compartir con otros esa verdad eterna? En primer lugar, quiero explicar lo que significa la palabra expiación. Aunque esta palabra no es común, la comprensión de su significado es básica para captar la importancia de este tema. En esencia, bíblicamente, expiación es perdón. Un perdón que se obtiene mediante un sacrificio. Y quien se somete a la expiación, no solo limpia su pecado, sino que también se libera de su castigo porque un sustituto murió en su lugar. Además, es importante señalar que otro de los efectos del perdón obtenido mediante la expiación es restaurar la relación del pecador con Dios. Las Sagradas Escrituras son muy precisas en señalar que el pecado hace separación entre Dios y los hombres (Is. 59: 2). En la Biblia al pecado se lo presenta como un obstáculo entre el hombre y Dios. Pero la Biblia también presenta a la expiación como la obra que permite eliminar dicho obstáculo para volver a establecer la relación entre Dios y los seres humanos.  

Otras verdades esenciales que se desprenden de las enseñanzas objetivas de los rituales que se tenían en el Día de la Expiación son las siguientes: En primer lugar, se enseñaba que el perdón obtenido mediante sacrificios, a través de las ofrendas diarias por los pecados durante todo el año anterior, se había logrado en el pasado. En segundo lugar, en las acciones del sumo sacerdote, ese día, se ilustraba que se necesitaba un mediador ante la presencia de Dios en el presente. Y Finalmente, mediante la transferencia de los pecados de todo Israel sobre el macho cabrío vivo y su destierro al desierto, se anticipaba que en el futuro, el verdadero culpable de los pecados de los seres humanos se eliminaría y junto con él se erradicaría el pecado para siempre. En otras palabras, los ritos descritos en Levitico 16 para el día de la expiación resumían, de manera objetiva el maravilloso plan de salvación, y sobre todo mostraban a un Dios misericordioso y benevolente que ofrece un camino al pecador para restaurar su relación con él, pero también mostraban a un Dios justo que demanda un castigo por el pecado.

Creo que la esencia del mensaje de esperanza que se desprende del Día de la Expiación se puede resumir en lo siguiente: En el pasado, Cristo, nuestro Salvador, con su sangre expiatoria derramada  en la cruz obtuvo el perdón de nuestros pecados. En el presente, mediante su ministerio sacerdotal en el santuario celestial, nos podemos acercar “confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He. 4:16). Y finalmente, en el futuro, se vislumbra la aniquilación del verdadero culpable  del pecado, satanás, y junto con él, el fin de la presencia del pecado en este mundo y en el universo mismo. En otras palabras, el Día de la Expiación enseña de manera objetiva, un pasado de justificación, un presente de santificación y un futuro de glorificación. Esas son las nuevas de salvación que debemos compartir porque “el que ha de venir vendrá, y no tardará.”