LOS ADVENTISTAS Y LOS PROPÓSITOS DEL JUICIO
Armando Juárez
Los Adventistas del Séptimo día somos el único grupo protestante que cree en un juicio con tres etapas y en especial en el “juicio investigador”. Por esta enseñanza hemos recibido muchas críticas de parte de los cristianos de otras denominaciones y aún por cierto grupo de adventistas “progresistas”.
La mayoría de los cristianos creen en el juicio final que se realizará al final del tiempo (Apoc 20:12-15; Mat 25:31-46).
Otros creen que hay dos momentos en que se realiza el juicio, uno cuando recibe o rechaza el evangelio (Juan 3:17, 18; Mar 16:15-16), y el juicio final.
Otros aceptan que durante el mileno los justos realizarán un juicio (1 Cor 6:2, 3; Apoc 20:4-6) y luego el juicio final.
Pero ¿de dónde hemos sacado la enseñanza de un juicio investigador antes de la segunda venida de Cristo? La pregunta ya fue contestada en la lección 9 de este trimestre. Pero hay otras que necesitan ser contestadas: ¿qué propósito tiene Dios para hacer el juicio en tres etapas?
La respuesta es que antes de su venida, Dios tiene que mostrar al universo que su juicio es justo al determinar la salvación para unos y la condenación para otros. En otras palabras, “el juicio investigador” es para vindicar a Dios ante el universo. Esta es la razón por la cual Apocalipsis nos relata que antes de la segunda venida de Cristo: “hubo grandes voces en el cielo que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.” Y los veinticuatro ancianos se unieron “diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.”
Dentro de este contexto aparece la escena del templo de Dios en el cielo que de acuerdo con la profecía de Daniel 8 también estaba involucrado en el juicio divino: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.” (Apoc 11:15-19). Esta es la razón por la cual nosotros los adventistas creemos que hay un juicio antes de la segunda venida, y este tiene el propósito de vindicar la justicia divina al hacer juicio y determinar la salvación para unos y la condenación para otros como lo podemos ver en el pasaje anterior.
Jesús declaró: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apoc 22:12). Si trae el galardón es porque en el juicio investigador la sentencia fue hecha. Solo viene para ejecutar el fallo del juicio realizado antes de su venida.
Y luego, ¿para qué es necesario el juicio durante el milenio, si ya el universo ha quedado claro en las decisiones divinas?
Aunque el universo quedó convencido de la justicia divina, todavía hay un grupo que no sabe las razones por las cuales unos fueron salvados y otros condenados estos son los redimidos. Durante el milenio en el cielo, los redimidos se encontrarán a muchos quienes no se imaginaron que estarían allí y también se extrañarán por la ausencia de otros que pensaron que estarían en la patria celestial. Además, también tendrán el privilegio de juzgar no solo al mundo sino también a los ángeles caídos (1 Cor 6:2, 3). Este juicio es para despejar toda duda que los redimidos tengan en cuanto a las decisiones divinas. El juicio milenial es por lo tanto, para vindicar a Dios ante los redimidos.
El juicio final o consumativo tiene también su propósito. Este es para aclarar las decisiones divinas a todos aquellos que rechazaron la invitación y los ruegos divinos para que aceptaran la oferta de salvación. Estos también tendrán la oportunidad de saber las razones por las cuales ellos serán destruidos junto con Satanás y sus ángeles (Mat 25:41; Apoc 20:9, 10, 15). Por lo tanto, este juicio tiene el propósito de mostrar a los impíos y pecadores las razones de su condenación y destrucción y a la vez mostrar la justicia divina de su castigo. Por lo tanto el juicio final es para vindicar a Dios ante los impíos.
Al final todos los seres del universo, los redimidos y los pecadores, Satanás y sus ángeles se postrarán ante Dios y Cristo y reconocerán la justicia divina diciendo: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (Apoc 15:3, 4).