El Brazo Derecho y el Discipulado

Alvaro Rodríguez

sábado 25 de enero, 2014

El Señor hizo milagros de curación en favor de mucha gente. Al mismo tiempo prometió dar a los apóstoles y aquellos que crean la misma capacidad tal como Marcos declara: “sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mc 16:16-18).[1] Además el apóstol Pablo menciona que por el Espíritu Santo algunos recibirían el don de sanidad (1 Co 12:9). Ahora bien, los dones Espirituales no son dados a todos los creyentes, es decir cada uno recibe diferentes dones y ministerios. Pero la orden para ministrar a los enfermos es dada a todo creyente tal como la Escritura sostiene cuando dice, estuve “enfermo, y me visitasteis” (Mat 25:36).

En este sentido, Elena White escribió:

Y debemos enseñar a otros a conservar y recobrar la salud. Para los enfermos, debemos usar los remedios que Dios proveyó en la naturaleza, y debemos señalarles a Aquel que es el único que puede sanar. Nuestra obra consiste en presentar los enfermos y dolientes a Cristo en los brazos de nuestra fe. Debemos enseñarles a creer en el gran Médico. Debemos echar mano de su promesa, y orar por la manifestación de su poder. La misma esencia del Evangelio es la restauración, y el Salvador quiere que invitemos a los enfermos, los imposibilitados y los afligidos a echar mano de su fuerza.[2]

Lo que la cita nos sugiere, en congruencia con la enseñanza bíblica, es el trabajo por aquellos que sufren alguna enfermedad. Es nuestro deber, como creyentes y seguidores de Cristo, asistir a los enfermos. Este trabajo debe ser hecho en base a la enseñanza de cómo mantenerse saludables, e incluso la recuperación de la salud.

Como pueblo, hemos recibido el mensaje de la reforma pro-salud. Este mismo mensaje ha de ser enseñado por los hijos de Dios en favor de aquellos que lo necesitan. En tal sentido, es imperativo que como pueblo aprendamos y vivamos el mensaje revelado por el Señor a su pueblo en favor de su bienestar. Es importante también considerar que el mensaje de salud tiene entre sus propósitos, preparar un pueblo para la venida del Señor.[3]

El mensaje de salud incluye los ocho remedios naturales e implica mucho más que comer o no comer. Estos ocho remedios naturales son: Agua pura, Descanso adecuado, Ejercicio físico, Luz solar, Aire puro, Alimentación saludable, Temperancia y Confianza en Dios. Estos remedios unidos a la oración ferviente en favor de aquellos que sufren cualquier clase de dolencia física nos llevará a trabajar por su salvación.

La aplicación de estos remedios celestiales traerá sus resultados. En muchos casos habrá restauración de la salud, en otros, quizá no, pero el nuevo estilo de vida mejorará, sin lugar a dudas, la calidad de vida de aquellos que decidan hacerlo. El cambio producido será entonces una puerta abierta para que el mensaje de salvación que hay en Cristo Jesús sea sembrado y así se conviertan en discípulos de Cristo. Es por esta razón que el mensaje de salud debe ser considerado como lo que es, “el brazo derecho del mensaje”[4] para el tiempo del fin, es la “cuña de entrada” para el evangelio.[5]

 

Datos personales

Pr. Alvaro Fernando Rodríguez Luque.

Escribo desde AIIAS, Filipinas.

Soy docente de la Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión (UPeU), actualmente estudio el doctorado en Antiguo Testamento en AIIAS – Filipinas.



[1]Algunos consideran que estas promesas de señales mencionadas en los vv. 17-18 eran solo para los apóstoles y la iglesia primitiva como pruebas temporales de credibilidad John G. Butler, Analytical Bible Expositor: Mark (Clinton, IA: LBC Publications, 2008), 287.  Si así fuera, los dones otorgados a la iglesia a lo largo de la historia, tales como el don de profecía y el don de la enseñanza debieran ser negados y circunscribirse solo a la era apostólica. Pero siendo que los dones espirituales se han manifestado desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días, no hay razón para creer que tales señales son solo y exclusivamente para los apóstoles.

[2]Elena White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 764.

[3]La cita dice literalmente que “La reforma de la salud es uno de los aspectos de la gran obra destinada a preparar un pueblo para la venida del Señor”, véase Elena White, Consejos sobre el régimen alimenticio (California: Publicaciones Interamercanas, 1976), 20.

[4]Elena White, Servicio Cristiano Eficaz (California: Publicaciones Interamericanas, 1973), 191.

[5]Elena White dijo que “Cuando se la dirige en forma debida, la obra en pro de la salud es una cuña de entrada, que abre camino para otras verdades a fin de alcanzar el corazón”. Véase White, Consejos sobre el régimen alimenticio, 86.