¿Qué significa adorar a Dios en espíritu y en verdad?
Omar Velázquez
Pregunta: ¿Qué significa adorar a Dios en espíritu y en verdad? ¿Podría darme una explicación breve sobre este asunto?
En primer lugar, quiero reconocer tu sinceridad en tu pregunta. Porque, es cierto, la lección presenta demasiado material teológico sobre la divinidad de Cristo para fundamentar nuestra adoración a Él. Al meditar en tu pregunta, creo que esa no es tu preocupación, sino el ser considerado un adorador "en espíritu y en verdad".
Nota que la conversación de Jesús con la samaritana giró en torno a 3 temas. El agua viva, la vida secreta de la mujer y el tema de la adoración. De acuerdo al registro bíblico, podríamos decir que la samaritana era sincera en su adoración. Por esa razón puso el tema a consideración. Sin embargo, esa práctica estaba mal enfocada. Ella estaba más preocupada por el lugar donde se adoraba a Dios que por su relación personal con Él. Sus prácticas de adoración no habían tenido ningún efecto en su vida espiritual. Ella seguía practicando una vida inmoral, aunque tenía la inquietud de saber si el lugar donde adoraba era el correcto.
La descripción que Jesús presentó a la samaritana de los verdaderos adoradores, los que busca el Padre que le adoren, fue muy precisa. Él dijo: "los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad". Sin duda alguna, esas palabras tuvieron un efecto en la mente de esa mujer. Sinceramente creo que debió estremecerse al pensar que todas sus prácticas de adoración no habían contribuido a cambiar sus prácticas inmorales. Esto nos dice una gran verdad. El lugar donde adoramos no tiene ningún poder para transformar la vida de los adoradores. El único que tiene poder para llevar a un pecador a una vida de santidad, es Dios.
Sin embargo, para que el proceso de la santificación se inicie en la vida de un pecador es necesario que practique una adoración en "espíritu y en verdad". En otras palabras, Dios no puede obrar el milagro de la transformación si el ser humano no se acerca a Él con la debida actitud. Esa clase de adoración implica sinceridad de corazón al acercarse a Dios y una disposición de hacer su voluntad.
Cuando Jesús dijo que se debe adorar al Padre en "espíritu", sin duda alguna se estaba refiriendo a una actitud mental plenamente consciente del maravilloso Dios que tenemos. Tener claro en la mente la verdad del Dios de amor que adoramos se convertirá en una respuesta de alabanza, gratitud y reverencia cuando invocamos su nombre y nos acercamos a Él. Adorar a Dios con esta actitud significa que al buscarle me acercaré a Él con un corazón vibrando de felicidad por ser llamado hijo de Dios (1 Jn. 3:1). En otras palabras mi encuentro con Dios para adorarle será como el encuentro de dos personas que se aman.
Por otra parte, Jesús también dijo que se debe adorar a Dios en "verdad". Sin duda alguna, Jesús estaba advirtiendo contra una adoración externa, aquella que no nace de lo profundo del corazón, esa clase de adoración que se ofrece de labios solamente. Es muy probable que Jesús, cuando mencionó estas palabras a la samaritana, tenía en mente las palabras del profeta Isaías que dijo: "Dice, pues, el Señor: porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isa. 29:13).
Jesús, al indicar que se debe adorar a Dios en "verdad", estaba diciendo que la verdadera adoración incluye una actitud de receptividad a sus mandatos y determinación firme de vivir en armonía con ellos. Al verdadero adorador jamás le será una carga el vivir de acuerdo a las indicaciones de Dios para sus hijos. Al contrario, siempre se acercará a Él para adorarle con la misma actitud que lo hacía el Rey David. Él dijo: "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón" (Sal. 40:8).
Estoy seguro que después de describirle Jesús a los verdaderos adoradores a la samaritana, ella se autoevaluó y se dio cuenta de su propia condición espiritual. Pero más aún, también creo que a partir de ese día, ella buscó siempre a Dios para adorarle en "espíritu y en verdad". Dios permita que esa sea también nuestra experiencia en nuestra práctica de adoración.