La Autoridad Paulina Bajo Fuego

Abner F. Hernandez

sábado 12 de abril, 2014

La autoridad apostólica de Pablo no fue recibida desde el principio con la admiración y respeto que ha gozado a partir de la mitad del segundo siglo hasta nuestros días. Sospechas personales basadas en su historia como perseguidor[1], el uso herético de sus epístolas para distorsionar la verdad apostólica[2] y el cuestionamiento de su autoridad por los creyentes judíos que veían sus tradiciones en peligro[3] caracterizó las discusiones sobre la autoridad de los escritos paulinos durante los primeros años. No amedrentado antes estas reacciones, Pablo confrontó personalmente estas voces disidentes defendiendo no sólo su apostolicidad sino también su autoridad. Escribiendo a los Corintios arguyó: "no me avergonzaré de jactarme de nuestra autoridad ... autoridad que el Señor nos ha dado".[4] En su mensaje a Éfeso y Colosas, Pablo presenta sus credenciales al inicio de la carta afirmando "Apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios"[5]. Finalmente en la carta que es objeto de nuestro estudio hace su mas ferviente defensa: "Apóstol, no por investiduras ni mediación humanas, sino por Jesucristo y Dios el Padre."[6]

 

¿Cómo llegaron los mensajes de Pablo a convertirse en autoridad, regla de fe y practica, para los cristianos? Yo pienso que se debió tanto a razones internas como externas. Por un lado, las cartas evidentemente llevaban la autoridad divina. Por otro, la comunidad jugo un papel determinante en la aceptación de las mismas como procedentes del Espíritu Santo y por tanto autoritativas.

 

No es, desde mi punto de vista, la persona de Pablo o su autoría lo que hace a priori sus escritos autoritativos para la comunidad cristiana. Los mensajes mismos cargan el sello divino de la inspiración de su escritor. De hecho, el mismo Pablo defiende su mensaje evangélico desde la perspectiva del origen divino. Sea suficiente la evidencia en Gálatas para sustentar esta opinión. Hermanos, escribió el apóstol, el mensaje que les presento no es de origen humano, ni me fue enseñado por humanos sino "me llegó por revelación de Jesucristo"[7]. Por lo tanto para el apóstol, la autoridad radica en el origen divino del evangelio. La iglesia debía sujetarse a sus enseñanzas porque las mismas son "el evangelio que pertenece  a Cristo"[8].  Así que la cartas paulinas, incluida Gálatas, se convirtieron en autoridad en base a sus propios méritos o evidencia interna de inspiración. En otras palabras, ellas eran autoridad en si misma porque eran el resultado de la revelación.

 

Como he argumentado anteriormente, el rol de la comunidad no es menos importante. No deberíamos suponer que  las reacciones ya presentadas eran cuestión de consenso en la iglesia temprana. Existían grupos sectarios con opiniones teológicas diversas como los liderados por Marción, Montano, y los gnósticos como Valentino en Alejandría. Ciertamente no fue hasta el Concilio de Cartago, 397 d.C., que los libros que pertenecen al Nuevo Testamento fueron oficialmente ratificados como autoridad por la iglesia. Sin embargo, desde temprano en el siglo segundo varios documentos cristianos eran tratados como Escritura inspirada y autoritativa. Entre esos escritos las cartas de Pablo siempre gozaron de un lugar privilegiado. Por ejemplo, Policarpo en su carta a los Filipenses, escrita para el 110 D.C, cita Efesios 4:26 identificando el pasaje como "Sagradas Escrituras."[9] También es importante señalar, que las trece cartas de Pablo aparecen en todas las listas canónicas del cristianismo temprano como el Canon Muratioriano (170 D.C), el Canon de Orígenes  (mediados del siglo tercero), el Canon de Eusebio de Cesarea (temprano en el siglo cuarto) y el Canon de Atanasio (367 D.C). Esto significa que los escritos de Pablo fueron reconocidos por la gran mayoría en la comunidad de creyentes como inspirados, apostólicos, y Palabra autoritativa de Dios para la iglesia. Guiados por el Espíritu Santo la comunidad de creyentes los recibió como regla de fe, doctrina y practica hasta hoy.  Qué privilegio tenemos este trimestre de acercarnos a la Epístola a los Gálatas como "la Palabra profética más segura."[10]

 

 

 

 



[1]
Leer Hechos 9: 26

[2]Leer 2 Pedro 3: 15 - 16

[3]Leer Gálatas 1: 1, 6 - 9

[4]2 Corintios 10: 8

[5]Efesios1:1; Colosenses 1:1

[6]Gálatas 1:1

[7]Gálatas 1:11

[8]Gálatas 1:7, la cursiva es nuestra.

[9]Polycarp of Smyrna, The Letter of Polycarp to the Phillippians, 12.1, in Michael W. Holmes, The Apostolic Fathers (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1989), 129.

[10]2 Pedro 1:19.