¿Para qué sirve la ley?

Omar Velázquez

sábado 19 de abril, 2014

Pregunta: Si la salvación es por la fe solamente, ¿por qué se tomó Dios la molestia de proclamar su ley en el Sinaí? ¿Para qué sirve la ley?

Es necesario poner un marco de referencia antes de considerar la respuesta a esta pregunta. Los cristianos gentiles de Galacia, en ausencia de Pablo, habían recibido la visita de celosos cristianos judíos que insistían que para ser salvos, solo la fe no era suficiente. Por lo tanto, insistían que los gentiles también debían circuncidarse y seguir las leyes de Moisés (Hech. 15:1). Cuando el padre espiritual de los creyentes de Galacia, el apóstol Pablo, supo de la obra de los llamados "judaizantes", quienes presentaban el falso evangelio de salvación por la fe y las obras, fue muy firme en reaccionar y enfático al enseñar que el ser humano es salvo solamente por fe. Que ningún acto, por muy bueno que sea, puede ganar el favor divino y constituirse en "una llave" para abrir los cielos y alcanzar la salvación.

Pablo detectó el grave error de esos creyentes judíos que consideraban que la obediencia a la ley favorece al pecador delante de Dios. Erwin Gane señala que esos adversarios de Pablo, esos cristianos judíos legalistas, pensaban que él quería reducir la culpabilidad del pecador aboliendo la ley.[1] Sin embargo, en la mente del apóstol nunca existió el pensamiento de que la ley no tenía importancia. Tal vez, por esa razón, pone en relieve la función de la ley en el contexto de la salvación, al preguntar ¿para qué sirve la ley? (Gál. 3:19).


El apóstol mismo contesta la pregunta al decir: "Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa". En otras palabras él afirmó, en primer lugar, que la ley fue dada en el Sinaí con el propósito expreso de convencer al pueblo de Israel de que eran pecadores. Y en segundo lugar, que como pecadores tenían necesidad de un Salvador.

Para el pueblo de Israel, después de siglos de esclavitud rodeados de un ambiente inmoral y pagano, el tiempo y los efectos del medio ambiente, se habían encargado de borrar de su mente casi toda sensibilidad respecto al pecado. Por eso fue necesario que Dios les diese la ley moral escrita en tablas de piedra. Eso no quería decir que la ley no existiese antes del Sinaí, pues hay evidencias bíblicas que confirman que el concepto de la ley se conocía entre los patriarcas. Ellos eran conscientes de las elevadas normas morales de Dios (Gén. 26:5).Lo que pasó en el Sinaí fue que Dios les dio una revelación precisa de sus preceptos con el propósito de que pudieran distinguir el pecado. El mismo Pablo da testimonio de ese propósito en particular al decir: "Yo no conocí el pecado sino por la ley" (Rom. 7:7).


En el mismo Sinaí, al darles la ley moral con el propósito de que se dieran cuenta de que eran pecadores, también les entregó leyes ceremoniales respecto a los sacrificios, con el propósito de aclararles el sacrifico prometido del Salvador a favor de los pecadores. Antes y después del Sinaí, el sistema de holocaustos y ofrendas de la ley ceremonial era el evangelio presentado de manera objetiva. Sin embargo, al igual que la ley moral, fue necesario darles esas leyes ceremoniales escritas, pues el tiempo en esclavitud y el ambiente pecaminoso que les rodeaba les había nublado el significado espiritual y profético de los sacrificios. Es preciso señalar que estos rituales que prefiguraban a la verdadera ofrenda y que señalaban al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, perdió su propósito cuando Jesús murió en la cruz. La práctica de esos rituales ya no fue necesaria después de la cruz, porque su objetivo se cumplió con la muerte del verdadero Cordero.

Si bien es cierto que la ley ceremonial era ineficaz para darle al creyente fiel una herencia eterna, lo que Pablo señalaba a los gálatas es que también es cierto que el cumplimiento de la ley moral tampoco podía ganarles el favor del cielo. Por eso, cuando Pablo preguntó, en Gál. 3:19, ¿para sirve, entonces, la ley? En verdad estaba diciendo: ¿para qué entregó Dios en el Sinaí, tanto la ley ceremonial como la moral? Elena White explicó esto de la siguiente manera: "Se me pregunta de la ley en Gálatas. ¿Cuál ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: ambas, la ceremonial y el código moral de los Diez Mandamientos. . .[2] Ante esta declaración tenemos que reconocer que tanto la ley ceremonial como la moral apuntaban a Cristo, quien es la solución para el problema del pecado. Sin embargo, aunque la ceremonial perdió su propósito al morir Cristo, la ley moral sigue estando en vigencia, pues constituye la base del gobierno de Dios por la eternidad.

 Es necesario tener siempre presente, cuando estudiamos esta carta del apóstol a los gentiles, que "el tema central de la enseñanza de Pablo en la Epístola de Gálatas es que la justicia y la salvación no se ganan por la obediencia a ninguna ley, sea ésta ceremonial o moral. La justicia y la salvación constituyen el don que Cristo ofrece a aquel que tiene fe".[3]

 



[1]
Erwin Gane, Gálatas, senda de liberación (Coral Gables, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 1990), 72.

[2]Elena G. de White, Mensajes Selectos, vol. 1 (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1977), 274.

[3]Ibíd., 78.