La Única Forma

Alvaro Rodríguez

domingo 27 de julio, 2014

Cristo Jesus dijo que no vino a buscar a los justos sino a pecadores (Luc 5:32); En otra ocasión resalto que vino a salvar lo que se había perdido (Luc 19:10). Al mismo tiempo la Escritura nos revela que no hay ni un solo justo en la tierra (Rom 3:10). Esto no lleva  permite afirmar que Jesús vino en realidad por todos los seres humanos, sin restricción alguna. Vino por cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, budistas, agnósticos e incluso ateos. Fíjese que Juan 3:16 dice cláramente que Dios ama a todo el mundo.

 

Entonces la salvación esta abierta para todos sin excepcion. El problema es cómo reconocer el relago más grande que Dios ha hecho por su creación, reconocer al Hijo del Hombre como el único salvador. Hablar de cómo ser salvo suele enfatizar el acto de arrepentirse, pedir perdón por nuestros pecados e iniciar una nueva vida al lado de Cristo. Pero hay un punto crucial y crítico que es previo a todo el proceso de salvación. Esto es aceptar que soy pecador en en verdadero sentido de lo que eso significa.

 

He oído decir a gente en la iglesia y hasta fuera de ella, en forma de justificación de algunos errores, afirmar que todos somos pecadores. Es cierto, todos lo somos; pero no estamos conciencia de lo que eso significa. Esto hace que muchas personas hagan de esta frase la excusa perfecta para hacer lo que sea y no ser recriminadas en lo más mínimo.

 

Es justamente la aceptación real de que uno es pecador lo que nos guía hacia Cristo. Tal como Cristo lo enseñó, son los que están enfermos los que necesitan de doctor (Luc 5:31), y no los que están bién. Aquí viene la gran dificultad, todos estan enfermos del pecado, pero no todos lo han aceptado, o mas aún, no todos reconocen la necesidad del médico. Es como muchas personas que tienen alguna dolencia física, pero no van al médico, ni buscan ayuda por que afirman que “de algo se ha de morir.” En la vida espiritual esta pasando lo mismo.

 

¿Cómo revertir esa situación? La clave es entrar en contacto con el Espítutu Santo. Esto se logra a travez de la lectura de las Sagradas Escrituras. Es por eso que en la vida cristiana, la Escritura es el “personaje central” en el camino a la salvación. Digo esto pues es solo a travez de la Biblia que puedo aprender y reconocer en forma real la necesidad que tengo de Cristo. Todos los que se han convertido al Señor pueden dar testimonio de que el proceso de conversión se inició por que tuvieron un contaco directo o indirecto con las enseñanzas de las Escrituras. Y todos, o al menos la mayoría, estudiaron la Biblia antes de su conversión y bautismo.

 

Algunos aceptando el rol primordial de las Escrituras para la vida cristiana, la han convertido en una especie de amuleto. Algunas la tienen abierta en algún lugar de la casa. Otros caminan con ella bajo el brazo para que no les pase nada. Pero el hecho es que Dios inspiró la Escritura no para que sea el amuleto de salvación sino para que sea leída y así emane los rayos de luz que el ser humano necesita para concer a Cristo, pues justamente la Biblia nos da testimonio de Cristo Jesus como salvador (Juan 5:39).

Sólo cuando se lee las Escrituras, el Dios verdadre será revelado. Cuando se lee la Biblia, se podrá reconocer realmente lo que es el pecado, una afrenta contra el Dios del universo, y no simplemente un error. Cuando se lee la Biblia, el Espíritu Santo actuará en el corazón del ser humano y empezará el proceso de transformación. Cuando se lee la Bibla, es abierta ante la persona la malignidad del pecado y la gracia divina ante los ojos del pecador. Es por eso que si usted quiere la salvación, empieze leyendo las Escrituras, luego haga caso a lo la Biblia enseña, confíen el ella pues es insipirada por Dios, obedenzca con fe lo que le propone y pida que el Espíritu Santo le ayude a diario. Si hace esto, pronto será otra persona.

 

Datos personales

Pr. Alvaro Fernando Rodríguez Luque.

Escribo desde AIIAS, Filipinas.

Soy docente de la Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión (UPeU) y actualmente estudio el doctorado en Antiguo Testamento en AIIAS – Filipinas.