Retorica Divina y Justicia para el Desvalido

Emmer Chacón

sábado 7 de febrero, 2015

            Deuteronomio presenta a Dios de una manera muy polifacética y el pasaje de Deut 24:10-22 muestra una de esas facetas el carácter de Dios. Estamos leyendo acerca de hacer lo que es correcto, de hacer lo justo; de ser correcto, de ser justo. Se trata de justicia y equidad en el trato con aquellos que están en condiciones de desventaja y son vulnerables en el entorno social. El pobre, el extranjero, el huérfano y la viuda.

 

            Deuteronomio 24:10-22 es parte del Código Deuteronómico (Deut 12-26) el cual provee el marco legal para la vida del pueblo de Israel una vez llegasen y se instalasen en la tierra prometida. La lectura cuidadosa de este pasaje provee pautas para entender el trato que Dios espera que su pueblo dispense a aquellos que como el pobre, el extranjero, el huérfano y la viuda no cuentan con protección ni respaldo. Su protección y respaldo es el Señor. Es interesante la posible gradación en el orden de la lista en relación a la exposición y/o vulnerabilidad del individuo.

 

            Los versos diez al trece del capítulo 24 dan una pauta para casos de préstamo, versos 14 y 15 lidian con pago de jornales, el 16 con responsabilidad moral, los versos diecisiete y dieciocho son una especie de resumen; mientras diecinueve al 22 tratan de la cosecha en relación al extranjero, el huérfano y la viuda.

 

            Todas las negaciones, once prohibiciones en total, están expresadas usando la forma hebrea más fuerte posible. Son estructuras formadas por un negativo y un verbo en imperfecto. Esto es lo que se conoce como leyes apodícticas. Estas leyes son irrefutables tal como los diez mandamientos que usan esta misma estructura sintáctica. La lectura sencilla del texto revela lo enfático del vocabulario usado. Ejemplos tales como “Sin falta…” y el recuerdo constante de que el pueblo ha de ser cuidadoso en su trato con estos sujetos porque “fuiste siervo en Egipto” (versos 18 y 22), para que no se le cuente por pecado (verso 15) sino que le sea “justicia delante de Jehová tu Dios,” para “que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.” Adicionalmente, dos veces el Señor dice “yo te mando que hagas esto.” Es interesante que en Deut 15:1-11, se declara que no habrá pobre en Israel mientras que el pobre no será erradicado de la tierra. El otro elemento resaltante es que tanto en Deut 15:1-11 como en Deut 24:13-15 la conducta hacia el menesteroso hace una diferencia entre aquel a quien el Señor acredita justicia o pecado.[1] Esto se ve reflejado poderosamente en el libro de Proverbios que elabora el resultado ético y trascendente de la conducta hacia el pobre y desvalido hasta el punto de declarar que “A Jehová presta el que da al pobre.” Declaraciones como esta dieron pie al concepto, especialmente explotado en la teología católica, acerca de los tesoros en el Cielo, en los cuales el creyente puede depositar incluso meritos;[2] este es un concepto ausente de la Escritura. El mismo texto en consideración enfatiza la responsabilidad absolutamente individual ante Dios, verso 16.

Estas son leyes no negociables que “ordenan un trato preferencial para estos seres desvalidos y limitan la autoridad de los lideres, y expresan consistentemente una preocupación por la forma como las acciones de los individuos afectan a la comunidad como un todo.”[3] Todo esto expresa una responsabilidad personal del creyente para con el desvalido, un compromiso ético ante Dios y la humanidad de cuidar de aquel y aquellos a quienes la mayoría olvida a quienes carecen de respaldo y cuido a quienes el Señor de alguna manera y por alguna causa los considera sus preferidos y a quienes hace sujetos de su especial cuidado y atención.

 

Lo interesante es que para cumplir con ese cuidado y atención del pobre, el extranjero, el huérfano y la viuda… el Señor cuenta con su pueblo escogido sobre la tierra. El Señor cuenta contigo y conmigo para esta tarea.       

 



[1] Oosthuizen, Martin J., Journal of Theology for Southern Africa, no. 96 (November 1996): 53-54.

[2] Gary A. Anderson, Charity: The Place of the Poor in the Biblical Tradition (New Haven: Yale University, 2013), 184 -185 .

[3] Deanna Thompson, Deuteronomy: A Theological Commentary on the Bible Belief: A Theological Commentary on the Bible (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, March 11, 2014), 13.