¿Por qué necesito ser humilde?
Leo Ramon Acosta
Antes de comenzar a desarrollar nuestro tema es necesario conocer el
concepto de humildad. La humildad es una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. [1] Muchas personas
asocian tal concepto a los ingresos económicos y consideran humildes a los más
desposeídos, pero esto no es correcto, puede haber personas muy acaudaladas y
sin embargo ser humilde. Es interesante saber que muchas veces al apóstol Pedro
actuó con humildad, a pesar de que a primera vista se puede pensar que era una
persona más bien extrovertida que no se quedaba callada nunca. En la
experiencia de los discípulos con el Señor Jesús, donde Éste
manda que tiren las redes y se produce un milagro, porque ellos no habían
pescado nada en toda la noche, ahora la
red está a punto de reventar, Pedro actúa de la siguiente manera “Viendo esto
Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor,
porque soy hombre pecador” [2] Pedro estaba reconociendo que era un milagro,
que Jesús era Dios y él no era más que un pecador, por eso afirma dice “apártate
de mí”. Es un muy claro que estaba reconociendo su propia condición y actuando
en consecuencia, esto es lo que antes se dijo que era el concepto de humildad.
Creo que la experiencia de Pedro es una excelente enseñanza para que meditemos
en el sentido de actuar siempre con humildad, en términos generales no somos
humildes, sino por el contrario somos arrogantes, esta actitud puede ser
consecuencia del desconocimiento de nuestro propio ser. En este momento
podríamos preguntarnos. ¿Cómo aprendo a ser humilde? El apóstol Pablo nos
conduce a una respuesta al escribir a los hermanos de Filípos y decir “Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó
el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.[3] Parece muy
claro que si fuésemos como Cristo seríamos más humildes y actuaríamos como
quien tiene esta virtud. Tal vez tenga mucho sentido decir que El Señor antes
de enviar a los discípulos quiso pasar momentos con ellos para instruirlos,
según narra el médico Lucas cuando dice “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y
autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a
predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada
para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos
túnicas. Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. Y
dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo
de vuestros pies en testimonio contra ellos”. [4} Los discípulos pasaron tiempo
con Jesús para ser instruidos y luego fueron a cumplir la misión. Hoy todos
sabemos que se nos ha dado una misión que debemos cumplir, pero eso será
posible cuando pasemos tiempo conociendo a Jesús y Él nos instruya para hacer
humildes y entonces seremos aptos para el trabajo que nos ha encomendado. Una
pregunta final ¿Cómo podemos conocer y pasar tiempo con Jesús? En pasado fue
algo literal los discípulos pasaron tiempo con Jesús y el los entrenó. Estoy
seguro que hoy quiere Jesús hacer lo mismo con nosotros y eso será posible,
sólo a través del estudio sistemático de la Sagradas Escrituras y de la
oración.
[1] Diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua.
[2] Reina Valera. 1960. Lc. 5:8
[3] Reina Valera. 1960. Fil.2:5-8
[4} Reina Valera. 1960. Lc. 9:1-5