¿Siempre la mayoría tiene la razón?
Leo Ramon Acosta
En los regímenes democráticos la
mayoría tiene la razón y se hace lo que diga la mayoría; no obstante no siempre
la mayoría tiene la razón. Veamos por ejemplo la mayoría de los cristianos guarda
el domingo como día de reposo, y una pequeña porción de cristianos guarda el
sábado. La pregunta es ¿Quién tiene la razón? Otra pregunta que deberíamos
hacernos, si buscáramos la respuesta a esta incógnita. ¿Dónde aparece la
respuesta? La primera vez que se menciona el sábado como día de reposo, se hizo
en el momento de la creación. Relata la Biblia que Dios hizo toda la creación y
descansó el séptimo día de la obra que
había hecho, es evidente que Dios no necesitaba descansar, pero descansó como
ejemplo para el hombre y para que éste tuviera un encuentro especial como Él.
Luego cuando entrega los mandamientos, le recuerda la obligación que tiene el
hombre de descansar el séptimo día de la semana. A través de todo el Antiguo Testamento
se repite esta obligación, que más que una obligación se convierte en una
bendición para quien lo guarda, también se benefician los animales, se
benefician los esclavos porque no trabajan, los extranjeros que visitaban a
cualquier persona perteneciente al pueblo de Dios. Se menciona como señal
perpetua para el pueblo de Dios.
Llegamos al Nuevo Testamento y
allí encontraremos que las personas emblemáticas de este período guardaron el
sábado como día de reposo, la virgen María guardó el sábado, las otras mujeres también lo guardaron, los discípulos lo
guardaron, el apóstol Pablo guardó el sábado, pero más importante el propio
Jesús guardó el sábado, no sólo lo guardó, sino que le dio una connotación
diferente a la que lo judíos de su época, habían querido darle, ellos habían transformado la delicia del sábado, en una
carga sin sentido a través de una serie de normas que desvirtuaba el verdadero
sentido del sábado.
Tal vez lo más importante es decir
que si fue el propio Dios quien instituyó el sábado como día reposo, es en la
palabra de Dios donde podemos encontrar el
supuesto cambio de la solemnidad del sábado al domingo. No es posible
encontrar tal cambio, por el contrario tenemos la afirmación categórica del
Señor Jesús al decir “no he venido abrogar la ley ni a los profetas” vino fue a
ser un ejemplo del cumplimiento de la ley de Dios; aseguró además que ni un
tilde ni una jota de la ley de Dios, pasarán. Por otra parte la observancia del
domingo como día de reposo, no aparece en la historia de la humanidad, sino
hasta el siglo IV de la era cristiana con Constantino. Fue un cambio realizado
por el hombre y no por Dios.
La Biblia no registra ninguna
enseñanza que explique tal cambio, por el contrario la profecía si anuncia que
intentarían cambiar la ley y los tiempos. El único mandamiento de la ley que
habla de tiempo es el cuarto mandamiento.
Tanto en el pasado como ahora, en
un intento de guardar el sábado, el hombre ha distorsionado la intención de Dios de dar un día, para un encuentro
especial con el Señor. Damos más gracias a Dios por darnos el sábado, que por
darnos a Jesús.
Quiera Dios que podamos cada día entender cuando importante es tener una relación permanente con nuestro creador, y si bien es cierto que nuestras múltiples ocupaciones podrían distraernos durante la semana, Dios hizo previsiones para ese encuentro especial cada sábado.