"En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en  mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de  justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas" (Isaías  61:10).

Vestidos de gala

miércoles 18 de mayo, 2011

Al leer el Antiguo Testamento, es fácil ser atrapado por las advertencias de castigos. Los críticos de la Biblia destacan estas cosas y afirman: "¿Quién desearía adorar o amar a un Dios así?"

Esto es leer en forma selectiva. Pero Dios, en medio de las advertencias, ofrece también una salida del castigo. La rebelión y la desobediencia producen frutos de destrucción. Pero Dios anuncia a su pueblo que  eso no necesita ser así: la salvación, la justicia y la seguridad están disponibles, si las reclamamos en el nombre del Señor.

Lee Isaías 52. ¿Cuál es el mensaje aquí y qué esperanza se ofrece? En ese contexto, ¿cuál es el significado de "tu ropa hermosa" ("vestidos de gala", NVI) que la gente debe vestir?

Otra vez Dios llama a su pueblo a que regrese al arrepentimiento, a la obediencia y a la salvación. "Tus vestidos de gala" son las vestiduras de justicia, la cubierta que tienen todos cuantos se han entregado a Dios, y que viven por fe y en obediencia a sus mandamientos. Desde el Edén en adelante, todo lo que Dios ha pedido a su pueblo es que viva, por fe, en obediencia a él.

Lo que fascina en Isaías 52 es cómo termina y lo que viene después. No es coincidencia que, después de llamar al pueblo a ponerse "su ropa hermosa", Isaías comience la mayor descripción profética del Antiguo Testamento de la muerte sustitutiva de Jesús, el acto mismo que pone a disposición, de todos los que lo deseen: esos "vestidos de gala", o "ropa hermosa". Solo por medio de la vida y la muerte de Cristo, y de todo lo que eso involucra, puede la humanidad ser salva de la ruina que trajo el pecado.

También es interesante que, en Isaías 52:3, se aluda al don de la salvación como algo que no podemos ganar o comprar. "Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados". Cuán cierto es: nos vendemos por nada, por cosas de este mundo, un mundo que perecerá como un vestido. Y esto nos crea un dilema, porque es una situación en la que no podemos comprar nuestra salida, o salir de ella por nosotros mismos. Es solo por la gracia de Dios que somos salvos, una gracia revelada por medio del increíble sacrificio hecho por nosotros en la cruz.