"Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado" Lucas 15:32

Extendió sus alas

lunes 30 mayo, 2011

Imagínate al padre mientras veía a su arrogante hijo juntar las cosas, listo para dejar el hogar. Tal vez le preguntó al hijo hacia dónde se dirigía, cuáles eran sus sueños para el futuro. Quién sabe qué respuestas dio el hijo. Tal vez no fueron muy animadoras para el padre. El hijo, entretanto, probablemente pensaba en los buenos tiempos que lo esperaban.

   Era joven, aventurero, tenía dinero y un mundo que ver. La vida en la chacra familiar probablemente parecía monótona en contraste con todo lo que el mundo le ofrecía.

   Lee Lucas 15:13 al 19. ¿Qué clase de arrepentimiento vemos aquí? ¿Parece un arrepentimiento verdadero; es decir, tristeza por lo que había hecho, o estaba triste solo por las consecuencias de lo que había hecho? ¿Qué indicios hay, en el texto, que podrían darte una respuesta?

   Es difícil saber cómo podría haberse desarrollado la historia si las cosas le hubieran ido bien al pródigo. ¿Qué hubiera sucedido si encontraba maneras de conseguir que el dinero continuara fluyendo, para continuar con los buenos tiempos? No es probable, por lo menos por lo que vemos aquí, que él hubiera vuelto "sobre sus rodillas". ¿Quién entre nosotros, a veces, no estuvo realmente triste, no tanto por nuestros pecados sino por las consecuencias de ellos, especialmente cuando nos descubrieron? Aun el pagano más empedernido estaría triste por cometer adulterio si, en el proceso, se contagiara de herpes, gonorrea u otra enfermedad transmitida sexualmente.

   No hay duda de que las tristes circunstancias en las que se encontró le produjeron un cambio de actitud que no hubiera ocurrido de otro modo. Los textos muestran un sentido de verdadera humildad y comprensión de que pecó tanto contra su padre como contra Dios. El discursito que preparó en su corazón muestra la sinceridad de su arrepentimiento.

   A veces despertamos a la realidad de nuestros pecados solamente después de que el sufrimiento nos llega por nuestras acciones, y realmente nos arrepentimos de ellos, no solo por los resultados. ¿Qué sucede contigo y con las situaciones que afrontas cada día? ¿Por qué no elegir evitar el pecado, y ahorrarte toda la tristeza y el arrepentimiento que luego siguen?

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