"Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:2,3)

TIERRA SANTA

domingo 3 de julio, 2011

Para Moisés era una Cosa común ver arder un arbusto en el desierto; probablemente habrá visto cosas así antes. Pero, lo extraño era que el arbusto no se consumía: seguía ardiendo, y ardiendo. En ese momento, Moisés supo que estaba viendo una "grande visión", algo tal vez sobrenatural.

Lee Éxodo 3:1 al 15. ¿Que elementos fundamentales de la verdadera adoración pueden verse en estos versículos?

Desde el mismo principio, vemos aquí algo de la santidad de Dios y de la actitud con la que necesitamos acercarnos a él. Dios le dijo a Moisés que se quitara los zapatos, porque esa era tierra santa. Dios estaba mostrando claramente la distinción entre sí mismo -el Señor- y Moisés, un pecador con necesidad de gracia. La reverencia, el temor y el respeto: esas son las actitudes vitales para la verdadera adoración.

Otro punto importante es Dios, el centro de esta experiencia. La primera respuesta de Moisés fue: "¿Quién soy yo para que vaya?" El foco estaba puesto en sí mismo, en sus necesidades, en sus debilidades, en sus temores. Poco después, sin embargo, pasa de sí mismo a Dios y a lo que Dios haría. Cuán vital es que toda la adoración se centre en Dios, no en nosotros mismos.

Esto conduce a otro elemento importante en la adoración: la salvación y la liberación. El Éxodo de Egipto ha sido un símbolo de la salvación que todos tenemos en Cristo (1 Corintios 10:1-4). Dios no se le apareció a Moisés solamente para darse a conocer; sino también para permitirle conocer la gran obra de liberación que realizaría en favor de los hijos de Israel. De la misma manera, Jesús no vino a esta tierra únicamente para representar a Dios y ayudarnos a saber más de él. No, Jesús vino para sufrir por nuestros pecados, para dar su vida como rescate, para morir en la cruz la muerte que nosotros merecemos. Por medio de su muerte, sabemos más acerca del carácter de Dios. Al fin, Cristo vino para pagar la penalidad de nuestros pecados y así darnos verdadera liberación, simbolizada, en parte, por lo que Dios hizo por Israel librándolo de Egipto.

¿Cuánto tiempo pasas considerando la cruz y la liberación que se te ha dado por medio de Jesús? ¿O pasas más tiempo pensando en otras cosas, que no te pueden salvar? ¿Cuáles son las implicaciones de tu respuesta?