"Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra" (Salmos 96:1).

DAVID: UN CANTO DE ALABANZA Y ADORACIÓN

martes 02 agosto, 2011

La comprensión que tenía David de Dios y de la salvación que él ofrece modeló no solo su propia vida, sino también su liderazgo espiritual y su influencia sobre la gente. Sus cantos y sus oraciones reflejan un profundo sentido de reverencia por el Dios que él amaba y conocía como amigo personal y Salvador.

De acuerdo con 1 Crónicas 16:7, David presentó a Asaf, su músico principal, un canto nuevo de gratitud y alabanza el día en que el Arca fue trasladada a Jerusalén. En este Salmo de alabanza, vemos dos aspectos importantes de la adoración: la revelación de Dios como digno de adoración y la respuesta apropiada del adorador. En este canto, David primero llama a los adoradores a participar activamente en la adoración.

Lee el canto entero en 1 Crónicas 16:8 al 36. Nota cuán a menudo las siguientes palabras y expresiones de acción se utilizan, especialmente en la primera parte del canto: dar gracias, cantar, invocar su nombre, buscar a Jehová, dar a conocer, hablar de, declarar, dar gloria a, proclamar, recordar y traer una ofrenda. David luego recitó algunas de las razones por las que Dios es digno de nuestra alabanza y adoración.

¿Cuáles fueron algunos de los eventos del pasado que el pueblo de Israel debía dar a conocer a otros? 1 Crónicas 16:8, 12, 16-22. ¿Qué actos especiales de Dios habían de recordar? Vericulos 12, 15.

El repaso que el salmista hace del Pacto ocupa cerca de un tercio de este himno de gratitud. ¿En qué manera se relaciona el Pacto con la adoración?

El pacto que Dios hizo con Abraham, Isaac y Jacob se basaba en la capacidad que Dios tenía, como su gobernante, de hacer de ellos una gran nación, de bendecirlos y de llevarlos a la Tierra Prometida. La parte de ellos era amar, obedecer y adorar a Dios como su Padre y Dios. Por diferente que sea nuestro contexto hoy, se mantiene el mismo principio.

Medita en las formas en que David nos llama a adorar a Dios. En nuestro propio tiempo, lugar y contexto, ¿cómo pueden estas mismas ideas reflejarse en nuestra adoración corporativa a Dios?

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