"Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra" (Salmos 96:1).
EL CANTO DE DAVID
"[...] Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios [...]" (Job 38:7).
En 2 Samuel 22, se registra un canto que David escribió en alabanza a Dios. (Repasa el canto y nota los elementos clave, y cómo están vinculados con la adoración.) El punto principal aquí, y también en muchas otras partes de la Biblia, es que este era un canto. Era música. En todas las Escrituras, encontramos la música como una parte integral de la adoración. De acuerdo con el texto copiado arriba, los ángeles cantaban en respuesta a la creación del mundo.
Lee Apocalipsis 4:9 al 11; 5:9 al 13; 7:10 al 12; y 14:1 al 3. ¿Qué nos indica esto acerca de algunas cosas que suceden en el ambiente sin pecado del cielo? ¿Cuáles son algunos de los temas expresados aquí, y qué podemos aprender de ellos acerca de la adoración?
En el centro del tema de los cantos, las alabanzas y la adoración, está Jesús como Creador y como Redentor. Si se canta eso en el cielo, ¡cuánto más deberíamos hacerlo aquí en la Tierra!
No hay dudas de que el canto, la música y la alabanza son partes de nuestra experiencia de adoración. Como criaturas hechas a imagen de Dios, compartimos un amor y un aprecio por la música, como lo hacen otros seres inteligentes. Es difícil imaginar una cultura que no use la música en una u otra forma, con un propósito u otro. El amor y el aprecio por la música están entretejidos en la trama de la existencia humana; Dios seguramente nos hizo de ese modo.
Hay poder en la música para tocarnos y movernos, que otras formas de comunicación no parecen tener. En su forma más pura y fina, la música parece elevarnos a la misma presencia de Dios. ¿Quién no ha experimentado, en algún momento, el poder de la música para acercarnos a nuestro Hacedor?
¿Cuál ha sido tu propia experiencia espiritual con el poder de la música? ¿Qué clase de música escuchas, y cómo impacta en tu relación con Dios?