“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discerni miento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).
EL MENSAJE DE ELÍAS
"Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve" (Malaquías 3:18).
La confrontación de Elías con los 150 profetas en el Monte Carmelo se reduce a una pregunta: "¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo, pero si es Baal, síganlo a él" (1 Reyes 18:21, NVI). Realmente es una pregunta que cada persona debe responder por sí misma: ¿Adoramos y seguimos al verdadero Dios o no? Podemos "seguir indecisos" durante un cierto tiempo, pero más temprano o más tarde todos llegaremos a estar de un lado o del otro. Al final del tiempo, cuando la gran controversia haya terminado, toda la humanidad estará para siempre dividida en dos clases: "el que sirve a Dios y el que no le sirve" (Malaquías 3:18). Como Jesús lo dijo tan clara y directamente: "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama" (Lucas 11:23).
Recordando la historia de Elías sobre el Monte Carmelo, lee Malaquías 3:16 a 4:6. ¿Qué nos enseña Dios aquí? ¿Cómo entendemos este "mensaje de Elías" en el contexto de los eventos de los últimos días y de la adoración?
Así como Juan el Bautista, a quien Jesús se refirió como "Elías" (Mateo 17:11-13), tuvo un mensaje de reforma, arrepentimiento y obediencia, Malaquías aclara muy bien (Malaquías 4:1, 5) que "Elías" volverá antes del fin del pecado y del mal. El libro del Apocalipsis proclama, a la última generación, un mensaje de advertencia, un llamado a obedecer y a adorar al Dios Creador. La gente tendrá que hacer la elección más importante de sus vidas, que estará llena de consecuencias eternas. Las buenas nuevas son que antes de que estos eventos finales se desplieguen, podemos hacer elecciones diarias que nos prepararán para estar del lado del Señor cuando se desarrolle la batalla culminante entre el bien y el mal.
Piensa acerca de las elecciones diarias que has hecho aun en las cosas más pequeñas (ver Lucas 16:10). Juzgando por tus elecciones, ¿cuál de los dos lados estás eligiendo? Medita en las implicaciones de tu respuesta.