“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discerni miento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).

ELÍAS Y LOS PROFETAS DE BAAL

miércoles 17 de agosto, 2011

En el norte, bajo el reinado de Acab y Jezabel, las cosas fueron de mal en peor en el tema de la adoración. Con este trasfondo (ver 1 Reyes 17-19), vemos la confrontación entre Elías y los profetas de Baal. Veamos cuán lejos los habían llevado las transigencias.

Lee 1 Reyes 18. Nota la diferencia en los "estilos de adoración" entre Elías y los falsos profetas. ¿Qué lecciones podemos obtener que sean relevantes para nosotros hoy en la adoración?

Imagina el espectáculo de estos profetas de Baal, gritando, saltando, lamentándose, incluso cortándose y derramando su propia sangre en adoración a Baal. Estas eran ciertamente personas excitadas, llenas de celo y pasión por su fe y su dios, que muestran su sinceridad.

Hoy también, algunos cultos de adoración nos recuerdan algo así: mucha emoción, mucha excitación y mucho ruido. Aunque debemos evitar los servicios de adoración que nos recuerden a los funerales, tampoco queremos cultos que nos recuerden a los sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo. Algunos piensan que cuanto más ruido hacen, y más fuerte sea la música y más excitación emocional genere, mejor es el servicio de adoración. No obstante, la adoración no es eso.

Una de las lecciones más importantes es que toda la adoración debe estar centrada en el verdadero Dios, el Creador. La verdadera adoración está arraigada en la Palabra de Dios, y señala a Dios y su actividad en la historia. En contraste con toda la barahúnda de los sacerdotes de Baal, Elías elevó una oración sencilla: "Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios" (versiculo 37). Este no fue un "show de Elías". Fue la adoración al verdadero Dios en contraste con adoraciones falsas.

Nuestros cultos de adoración deberían preguntar a los adoradores lo que Elías preguntó a Israel: "¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él" (versiculo 21). Nuestra adoración debería llevarnos a mirar nuestros corazones y ver dónde están nuestro verdadero amor y devoción: si con el Señor o en otra cosa.