"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe" (1 Corintios 13:1).
La adoración en la Iglesia primitiva
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 1:1-11; 2:14- 41; 17:15-34; 18:1-16; 1 Corintios 13 .
POCO DESPUÉS DE QUE CRISTO regresó al cielo, la iglesia primitiva comenzó a expandirse y a crecer. Al principio, eran casi exclusivamente judíos los que aceptaban a Jesús como el Mesías y se unían a los creyentes, pensando que el evangelio era solo para los judíos. Esto muestra cuánto tenían que aprender todavía.
En Pentecostés, después de la predicación de Pedro y su llamado ante una multitud de judíos (Hechos 2 ), "los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hechos 2:41). Este texto muestra la falacia de la idea de que todos los judíos rechazaron a Jesús.
Pero estaríamos equivocados si miráramos a la iglesia primitiva como un tiempo idílico de adoración y alabanza. Aunque el contexto era diferente, la iglesia primitiva luchó con algunos de los mismos problemas con que luchamos hoy, problemas que se relacionaban con su fe, incluso la adoración.
Esta semana consideraremos algunos casos de esos días tempranos del cristianismo y de los desafíos que la iglesia afrontó al crecer, y aprenderemos las cosas buenas y cómo evitar las malas.