“Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra” (Apocalipsis 14:3).

ADORA A DIOS

jueves 22 de septiembre, 2011

"Y yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios" (Apocalipsis 22:8, 9). ¿Cuál es el mensaje esencial aquí acerca de la adoración? 

Hemos visto ya que los seres humanos tienen una innata necesidad de adorar. Aquí Juan quiere adorar al mensajero celestial que le reveló tanta verdad increíble. Y, no obstante, se le dice que se detenga, y que adore a Dios.

Esta no es la primera vez que él tuvo esa experiencia. En Apocalipsis 19:10, también se lo detiene y se le dice que adore a Dios. Nos recuerda las palabras de Jesús a Satanás: "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Mateo 4:10).

En ambos casos, Juan cayó a los pies del ser a quien quería adorar, un símbolo de entrega, sumisión, y reverencia ante el objeto de adoración. Cualquier otra cosa no es realmente adoración, ¿verdad?

La adoración no es solo lo que hacemos el sábado por unas pocas horas. Adorar es caer a los pies de nuestro Señor todo el tiempo. Tiene que ver con toda nuestra actitud y relación con Dios. La adoración es lo que debemos hacer 24 horas por día los 7 días de la semana; es vivir una vida de fe, de obediencia y de entrega al Señor. La adoración es poner a Dios como lo primero en todo lo que decimos, hacemos y pensamos. Adorar es cómo tratamos a otros, a quienes amamos y a quienes no amamos. La adoración tiene que ver con obedecer los mandamientos, ministrar a quienes tienen necesidades. Tiene que ver con los que mueren al yo y proclaman el evangelio.

Piensa en la creación, piensa en el Dios que creó todo, que murió por los pecados de los que él había creado, llevando en sí el castigo que ellos merecían a fin de que estos seres no merecedores tengan la oportunidad de ser recreados en un cielo nuevo y una Tierra Nueva.

Por cuanto Dios creó todo lo que existe, cualquier otra cosa que adoremos es sencillamente nuestra adoración a ídolos de una forma u otra, es adorar lo que no puede salvarnos. Con la imagen del Creador sobre la cruz, la pregunta es: ¿Por qué quisieras adorar alguna otra cosa o persona?