"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

viernes 16 de diciembre, 2011

"No todo es suave en la vida del cristiano. Se le presentan duros conflictos; lo asaltan severas tentaciones. ‘El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne'. Mientras más cerca lleguemos al fin de la historia de esta Tierra, más engañosos e insidiosos serán los ataques del enemigo. Sus ataques se harán más violentos y más frecuentes. Los que se oponen a la luz y la verdad se volverán más endurecidos y apáticos, y más mordaces contra los que aman a Dios y guardan sus mandamientos" (Manuscrito 33, 1911, en "Comentarios de Elena G. de White", CBA 6: 1.111).

"La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. No vemos a Cristo ni le hablamos, pero su Espíritu Santo está tan cerca de nosotros en un lugar como en otro. Obra en cada uno que recibe a Cristo y mediante él. Los que conocen la morada interior del Espíritu revelan los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe" (Manuscrito 41, 1911, en "Comentarios de Elena G. de White", CBA 6: 1.111, 1.112).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Medita en la idea de crucificar los deseos de la carne. ¿Qué significa esto? ¿Cómo y cuán a menudo debemos hacerlo? ¿Por qué usa Pablo un verbo tan fuerte? ¿Qué nos dice la palabra crucificar acerca de cuán dura es la batalla contra el yo?

2. ¿Qué lugar tiene el esfuerzo humano en producir el fruto del Espíritu? ¿Qué te dice tu propia experiencia acerca de eso?

3. Pablo dice que los que practican las obras de la carne no heredarán el Reino de Dios. ¿Cómo concilias esta afirmación con el hecho de que Pablo dice que somos salvados por la fe y no por las obras?

4. En tu propio andar con Dios, ¿cuál es la lucha más grande que afrontas? ¿No es el pecado y lo que el pecado produce en tu relación con Dios? ¿Quién no ha sentido dudas y chascos como resultado del pecado en su vida? En el contexto de la victoria sobre el pecado, ¿por qué debemos siempre recordar que nuestra salvación descansa totalmente sobre lo que Jesús hizo por nosotros?

Resumen: Aunque en la vida de todos los creyentes existe un conflicto entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu, la vida cristiana no tiene que estar condenada al fracaso. Siendo que Cristo ha conquistado el poder del pecado y la muerte, la vida cristiana puede ser una vida en la que reine el Espíritu, quien provee un suministro diario de la gracia de Dios o nos habilita para mantener a raya los deseos de la carne.