Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastes 12:14).

CONDENACIÓN Y GRACIA

miércoles 25 enero, 2012

Casi todos estamos familiarizados con Juan 3:16. No obstante, lo que dice a continuación permite darle forma y explicarlo aún mejor.

Lee Juan 3:17 al 21. ¿Qué afirma acerca del juicio? ¿Acerca de la gracia? ¿De qué modo nos revelan estos versículos cómo actúan juntas la gracia y el juicio?

La palabra original utilizada para "condenar", en el versículo 17, también se traduce en algunas versiones como "juzgar". Sin embargo, claramente el contexto es de condenación, porque Dios ha dicho, en muchos otros lugares, que el mundo será juzgado.

La gracia y el juicio aparecen en estos textos y están radicalmente entrelazados. El pecado, la oscuridad y el mal han producido la necesidad de un Dios de justicia que juzgue y condene estas cosas. Al mismo tiempo, la gracia de Dios ofrece una salida a quienes son culpables y van a Cristo por fe.

El que creyere en Jesús no es condenado. Es así de sencillo. La justicia de Cristo cubre a esa persona, y ella está sin condenación, ahora y en el juicio.

¿Qué razones dan estos textos para la condenación?

 De acuerdo con estos textos, el estado normal de la humanidad es el de condenación, porque todos han pecado y todos merecen la muerte que resulta del pecado. Estos textos destruyen la idea de que, después de la Cruz, toda la humanidad quedó automáticamente justificada. Por el contrario, después de la Cruz, todo el mundo condenado recibe la oferta de salvación por la muerte expiatoria de Jesucristo, que es suficiente para cada ser humano. Todos están condenados pero, por medio de la gracia de Cristo, los que aceptan la provisión ofrecida son perdonados, justificados y redimidos por Jesús. La condenación de ellos, mediante los méritos de Jesús, es cancelada, y ahora se mantienen por su perfecta justicia. En realidad, ¿qué significa la gracia separada de la perspectiva de condenación? La idea de condenación implica un juicio, lo mismo que la idea de la gracia. Si no hubiera un juicio (condenación), no habría necesidad de gracia. Por eso, con más razón debemos ver la gracia y el juicio vinculados.

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