“Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará” (Isaías 33:22).

LEY EN EL NUEVO PACTO

jueves 09 febrero, 2012

Desde el comienzo, los principios de los Diez Mandamientos fueron dados a la humanidad por el amor de Dios por las personas. La Ley siempre tuvo la intención de ser una bendición. Tú obedeces la Ley, y eres protegido de los daños del pecado; desobedeces, y afrontas las inevitables consecuencias de la transgresión. ¿Quién necesita teología para saber cuán dolorosos son el pecado y sus consecuencias? ¿Cuán a menudo podemos leer los resultados del pecado en el rostro de quienes fueron devastados por él?

Aunque algunas secciones del Nuevo Testamento –específicamente en los escritos de Pablo– tratan con quienes entendieron mal el propósito de la Ley, los Mandamientos de Dios son presentados en el Nuevo Testamento en forma positiva y elevadora.

Lee Hebreos 8:10 y 10:16 en sus contextos. ¿De qué modo se presenta la Ley en estos textos? ¿Cómo algo relevante o como algo negado por la gracia?

Hay personas que procuran oponer la Ley al amor de Dios o a su gracia, con la idea de que si, realmente amas, entonces niegas la Ley de Dios. En un sentido, se podría alegar que el amor trasciende la Ley, que alguien que realmente ama a Dios y a los otros revela los principios últimos de la Ley. Pero esto no es una excusa para negar la Ley. Por el contrario, el amor cumple la Ley; es la Ley expresada en su forma más pura.

Vendría ser como las partes de un automóvil. Las partes no existen como un fin en sí mismas; están allí para que el vehículo vaya de un lugar a otro. Ese es su propósito, de modo que el automóvil pueda moverse. No obstante, si falta alguna parte, el auto no puede funcionar. La Ley es como eso: no es un fin en sí misma, pero es el medio para un fin, y ese fin es una profunda expresión de amor a Dios y a los otros.

Lee los siguientes versículos. ¿Cómo nos ayudan a comprender el vínculo entre el amor y la Ley? Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14; Santiago 2:8; 1 Juan 5:2, 3.

Medita en los vínculos entre la Ley de Dios y el amor. Guardar la Ley sin amor ¿a qué conduce? Amar sin guardar la Ley, ¿a qué conduce? Escribe tus pensamientos y llévalos a la clase el sábado.

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