“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Salmos 55:17).

PORQUE NO PEDÍS

miércoles 7 de marzo, 2012

Una de las preguntas que a menudo hacen los que oran es: “¿Pueden mis oraciones realmente mover a Dios para hacer algo que, de otro modo, él no haría?” Es una pregunta lógica. Para responderla, todo lo que podemos hacer es ir a la Palabra de Dios y ver qué dice.

Lee Santiago 4:2; Lucas 11:9, 10; y Santiago 5:16 al 18. ¿Qué dicen estos textos acerca de nuestras oraciones y las acciones de Dios?

Por mucho que nos cambie la oración, e impacte nuestra relación con Dios y con los demás, la Biblia es muy clara al decir que nuestras oraciones influyen sobre lo que Dios hace. Pedimos y él responde, de una manera u otra.

Lee Génesis 18:22 al 33. ¿Cómo vemos que este principio actúa aquí?

Otra vez, cualesquiera sean las dificultades filosóficas asociadas con nuestra comprensión de esta verdad, Dios responde a las oraciones humanas. Él dijo que lo hace, y tenemos que aceptar su palabra.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14). ¿Qué nos enseña este texto acerca de la oración?

Sin embargo, nota que Dios no sanará su tierra solamente porque ellos lo pidan. Están llamados a orar, pero orar es solo un aspecto de un reavivamiento general de su parte.

Tal vez, el ejemplo más importante de este principio es el siguiente: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Aquí vemos un vínculo sólido entre la oración (en este caso confesión) y la acción de Dios en nuestra vida. Confesamos nuestros pecados, y él los perdona: un proceso que también resulta en la limpieza que hace de nuestra maldad. La idea clara que está implícita aquí es que, si no oramos y no confesamos, no seremos perdonados. Sin duda, en estos casos, Dios actúa en respuesta a nuestras oraciones.