“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).

ROMANCES BÍBLICOS

lunes 19 marzo, 2012

Aunque la Biblia cubre mucha historia, se toma el tiempo para describir algunos romances. Hay un vínculo fuerte y afectuoso entre Abraham y Sara. Él no la abandona después de sus largos años de esterilidad, y es solo por la presión de Sara que Abraham toma a Agar como esposa sustituta. Los lazos de amor entre Abraham y Sara eran fuertes. Considera Génesis 16.

Se necesitó un largo capítulo en Génesis para registrar el viaje de un siervo de Abraham a fin de buscar una esposa para Isaac. A su regreso con Rebeca, el informe incluye otra historia de amor. Ver Génesis 24.

Otro romance que ocupa mucho espacio en la Biblia es el de Jacob con Raquel. Nota el cuadro del impulsivo Jacob con la cálida respuesta de Raquel. Fuera del Cantar de los Cantares, no hay otro ejemplo en la Escritura de un hombre y una mujer que se besan, ciertamente no antes del casamiento. Y si recordamos que Dios es el autor de la Escritura, y por su inspiración se escribió el libro del Génesis, vemos que Dios es un romántico, porque incluye en la Biblia esta historia de amor y este beso. Ver Génesis 29. (Si tú estuvieras escribiendo un libro de historia que abarca miles de años, cubriendo la creación de la humanidad y su caída, ¿por qué incluirías este detalle romántico?) En el período histórico del Génesis, debe haber muchas brechas. No obstante, Dios inspiró la inclusión de estas historias de amor.

Vuelve a las historias de estos romances. Cualquiera sea el amor que existió, estas historias son similares en todo el mundo. Estas personas afrontaron muchos desafíos y sufrieron con los errores de uno y otro. ¿Qué cosas que hicieron mal trajeron tanto dolor y sufrimiento a esas relaciones? Pero, más importante aún, ¿cómo podemos aprender de sus errores?

Lamentablemente, muchos han cometido errores similares, o aun peores. La buena noticia es que Dios no solo perdona, sino sana. Cualesquiera sean los errores románticos que hayas cometido, ¿cómo puedes aprender a buscar el perdón y la curación que proviene de la Cruz?

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