“Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía” (1 Corintios 3:2).
CONCLUSIÓN
Ahora ya habrás descubierto que la estrategia de evangelización que estamos siguiendo semana tras semana llevará más tiempo que un trimestre. Por ejemplo, no esperaríamos que las oportunidades de adiestramiento evangelizador mencionadas en la lección número 3 sean descubiertas, planificadas y cumplidas en solo una semana. Sin embargo, mientras estás considerando el adiestramiento y dónde desarrollarás tu ministerio en el plan general de la iglesia, es importante que consideres la audiencia a la que te dirigirás.
Los siguientes puntos son dignos de consideración:
1. En consulta con tu pastor, tus ancianos o tus líderes de acción misionera, decide tus programas de testificación y evangelización, y tu audiencia. Considerar tu audiencia te ayudará a concentrarte en todos los aspectos del proceso. Por ejemplo, si anuncias un programa para niños, será mejor en escuelas o en un vecindario con familias jóvenes. Otras audiencias pueden ser personas jubiladas, desempleados, estudiantes u otras.
2. Concentrarte en las audiencias en perspectiva te ayudará a elegir el personal, la ubicación, el tiempo y las estrategias de seguimiento. También te ayudará en una evaluación efectiva al final del programa, así como te orientará para oraciones específicas.
3. Puedes no tener que mirar más lejos que tu iglesia para elegir una audiencia. Considera a las personas o a los jóvenes que asisten a la iglesia pero que no son bautizados, o a personas que asisten regularmente a los programas de la iglesia o de la escuela de iglesia.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. "Una verdad recibida en el corazón hará lugar para otra verdad aún" (JT 3:72). ¿En qué secuencia deben presentarse las verdades que creemos, a fin de que nuestros esfuerzos sean más efectivos? ¿Por qué la muerte sustitutiva de Cristo siempre debe estar en todo lo que enseñamos?
2. "Cristo atraía hacia sí los corazones de sus oyentes por la manifestación de su amor, y entonces, poco a poco, a medida que iban siendo capaces de soportarlo, les descubría las grandes verdades del Reino. Debemos aprender a adaptar nuestras labores a las condiciones de la gente: a encontrar a los hombres donde están" (Ev 47). ¿De qué manera el amor a quienes les estamos hablando acerca de la Palabra de Dios debería moderar la forma en que presentamos la verdad bíblica, especialmente en puntos de doctrina que podrían desafiar las creencias anteriores de la persona?