“Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí” (Isaías 43:10).

MI CAMPO MISIONERO PERSONAL

lunes 7 de mayo, 2012

Cuando Jesús miró a las multitudes, tuvo compasión (ver Mateo 9:36). A veces podemos pensar que Jesús sencillamente vio la multitud; pero, en realidad, vio a cada individuo que constituía esa multitud. Del mismo modo, debemos percibir a cada persona individual en las multitudes que encontramos a cada paso y entre las que vivimos. Nuestra iglesia puede percibir a los individuos en la multitud solo si, como miembros de la iglesia, atendemos a quienes están en nuestra esfera de influencia sobre una base individual.

Aquellos con quienes actuamos personalmente en diversos niveles de intimidad son nuestro campo misionero personal. Desde nuestras relaciones familiares más estrechas podemos avanzar hacia afuera, a otros, amigos y conocidos. Ocasionalmente, otros entran y salen de nuestra esfera de influencia y, por un tiempo corto, llegan a ser parte de nuestro campo misionero personal.

Lee Juan 1:37 al 42. ¿Por qué crees que Andrés le habló a su hermano de haber encontrado al Mesías antes que a cualquier otra persona?

Andrés había sido discípulo de Juan el Bautista; como el ministerio de Juan era preparar el camino para Jesús, es comprensible que algunos discípulos pasaran a seguir a Jesús. La conversación de Andrés con Jesús lo entusiasmó tanto que de inmediato fue a buscar a la persona más próxima a él, el hermano con quien había pasado muchas largas noches pescando en Galilea.

Lee Juan 1:43 al 50. Considera lo que sucede aquí. ¿Qué relaciones interpersonales se revelan? ¿De qué maneras respondió Felipe al escepticismo de Natanael? ¿Qué lecciones nos proporciona esta historia que nos ayudan a comprender cómo actúa la testificación personal?

El movimiento de seguir a Jesús parece que ganó impulso mediante las redes sociales en las áreas de Capernaum y Betsaida. Nota que Felipe no discute cuando Natanael expresa dudas de que el Mesías vendría de una aldea rural pequeña e insignificante. Sencillamente, le hace una invitación: “Ven y ve”.

¿A quiénes en tu vecindario cercano podrías testificar mejor? ¿Cuánto sacrificio propio requerirá de tu parte el testificar mejor a ellos?