“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).
APRENDER DEL ÉXITO
Hay dos áreas en las que podemos aprender del éxito. Está el área que podríamos llamar "de práctica/procedimiento", y el área que puede llamarse "de cooperación espiritual". Aunque puede alegarse, con razón, que hay un aspecto espiritual en ambas áreas, las trataremos separadamente para destacar mejor lo que podemos aprender del éxito.
La práctica/procedimiento es donde aprendemos de lo que realmente hacemos. Por ejemplo, aprendemos la secuencia más aceptable para presentar los estudios bíblicos en nuestra área. Aprendemos qué lugar de predicación es mejor, qué anuncios atraen a más gente, y una cantidad de otras elecciones prácticas o de procedimiento que mejor se adecuan a nuestra ubicación específica.
La cooperación espiritual es un énfasis sobre el hecho de que Dios está íntimamente involucrado en la testificación y la evangelización del creyente. Después de todo, es la voluntad de Dios que todos se salven.
Lee 2 Pedro 3:9. ¿Qué lección importante obtenemos de este versículo que siempre debemos recordar y reclamar en todas nuestras actividades de testificación? Ver también 1 Corintios 3:6.
No tiene lógica plantar si nadie regará la semilla. Del mismo modo, no tiene lógica regar si no pones el agua donde se plantaron las semillas. Y, aun si el sembrador y el que riega lo hacen bien, todavía no habrá crecimiento a menos que Dios lo dé. Cuando vemos la bendición de Dios que da éxito a nuestros humildes esfuerzos, aprendemos. Aprendemos hasta dónde Dios quiere y está involucrado en nuestras actividades. Aprendemos a confiar más en él. Aprendemos la importancia de una estrecha cooperación espiritual con Dios al esforzarnos por alcanzar a las almas por las que Cristo murió, porque no hay ninguna persona a la que testificas por la cual Cristo no haya muerto y que él no quiera ver salvada. Cuán importante es que nunca olvidemos esta verdad vital.
¿Cómo tomamos las palabras de Jesús en Juan 15:5, y las hacemos prácticas y reales en nuestra vida, especialmente en nuestra obra de testificación y evangelización? ¿Cómo podemos, como individuos o como un equipo de ministerio, realmente experimentar lo que Cristo nos dice en este texto? ¿Qué cosas debemos cambiar para tener esta clase de conexión con él?