“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15).

IGUALAR A LOS OBREROS CON LA MIES

martes 29 mayo, 2012

Cuando la gente se interesa en aprender más de Dios, debemos elegir con cuidado a quién le daremos la tarea de atenderla. En una sociedad multicultural, será bueno asignar a alguien de la misma nacionalidad y lengua que el interesado, o del mismo grupo de edad. Además, hay que considerar la madurez espiritual, el conocimiento bíblico, las habilidades de comunicación y la experiencia del obrero. Es decir, debemos tomar en serio la tarea de igualar al obrero con el interesado.

Al testificar y evangelizar, una medida no sirve para todos. La vida de cada uno es singular, así como su espiritualidad. Pero, hay también similitudes en las experiencias de la gente, y tiene lógica que igualemos lo mejor que podamos las experiencias del creyente y del buscador.

Lee Hechos 6:1 al 8. ¿Qué tareas se enumeran aquí? ¿Qué resultó cuando se unieron ministerios específicos con las capacidades apropiadas?

Nota la progresión: los discípulos notaron una necesidad imperiosa, y pidieron a los creyentes que buscaran a siete hombres para atender el problema. Les trajeron a los seleccionados. Los discípulos les impusieron las manos. Y el número de los discípulos aumentó grandemente.

Aunque Esteban y los otros seis designados debían “servir a las mesas”, parece que su tarea no era solo organizar y distribuir alimentos. Los creyentes buscaron a hombres llenos del Espíritu porque su ministerio en favor de las viudas de habla griega también sería una obra misional. Estos hombres fueron vitales para el evangelismo en la iglesia primitiva, porque liberaron a los evangelistas principales y apoyaron activamente su obra (ver el versículo 8). Cualquiera que sea el ministerio en el que los miembros de iglesia se involucren, contribuirá y apoyará, directa o indirectamente, las tareas de la iglesia.

Aunque los talentos naturales, los dones espirituales y el adiestramiento son importantes para el éxito, las actitudes personales son aún más importantes. Nota que, en Hechos 16:1 al 5 y en Hechos 4:36 y 37, tanto Timoteo como Bernabé hicieron lo que era necesario. Bernabé dio de sus recursos personales, y Timoteo se sometió a la circuncisión para no ofender a algunos judíos. Las lecciones para nosotros son obvias.

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