“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15).

ARRIESGARSE PARA EL ÉXITO

lunes 28 mayo, 2012

Los miembros de iglesias adventistas tienen un gran potencial para el ministerio. Muchos se entusiasman y desean participar en la evangelización en sus iglesias; sin embargo, los que dirigen a veces son reticentes a permitirles participar. Detrás del pensamiento de que “solo los profesionales pueden hacer esto” está el temor de que los miembros puedan hacer o decir algo equivocado, y que la gente se aleje de Cristo y de su iglesia. Es triste que esta resistencia predomine, aun cuando algunas personas están bien preparadas para un ministerio. El Espíritu Santo y sus promesas no son exclusivos para los líderes; son para todos los que están dispuestos a entregarse con fe y sumisión al Señor, negándose a sí mismos y trabajando por la salvación de otros.

¿Qué principio que Jesús enseñó en Mateo 7:17 y 18 debería eliminar los temores de los líderes preocupados? ¿Cómo distinguimos entre los frutos buenos y los malos, y cómo deberían los líderes de la iglesia estar involucrados en este proceso? Además, ¿cómo hacemos esto sin juzgar a los otros?

Si cada árbol bueno da buenos frutos, los líderes deberían concentrarse en cultivar árboles buenos. Como respuesta al llamado del evangelio, debemos primero ser alguien para Jesús antes de que podamos hacer con éxito cosas para él. Si conducimos a la gente a tener una relación profunda con Jesús, el Espíritu Santo se asegurará de que lleven el fruto correcto. Nuestra parte es conducir, enseñar, adiestrar. La parte de Dios es bendecir su ministerio. Si prestamos una atención adecuada al crecimiento espiritual y a las habilidades prácticas, podemos confiar en que las personas producirán el fruto correcto. Ciertamente, puede haber un elemento de riesgo, dependiendo del ministerio asumido y del nivel de adiestramiento, pero recordemos que aun los discípulos, que tuvieron al mayor Maestro, nunca ganaron a todas las almas a las cuales apelaron.

¿Has sentido alguna vez que tus dones y tus talentos no eran apreciados? ¿Cuál podría ser la causa? Mírate por dentro, y ve si la falta está contigo y con algunas de tus actitudes (orgullo, y otras) en lugar de mirar a otra parte.

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