“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
LA TRAMPA DEL LEGALISMO
Se ha dicho: "No hay almuerzos gratis"; la idea es que si recibes algo gratis, realmente no es gratis, porque de algún modo, en algún momento, tendrás que pagarlo. La teoría de que nunca nada es realmente gratis se ha infiltrado entre los cristianos hasta el punto de que muchos tratan de ser merecedores de la salvación que Dios da, por medio de la obediencia a su voluntad.
El legalismo, en el vocabulario cristiano, describe la actitud de aquellos que creen que su obediencia a Dios de algún modo los justificará. Por supuesto, aunque la gracia de Dios no niega la expectativa de obediencia, la salvación está basada solo en esta gracia y no en nada que podamos hacer.
¿Qué revelan los siguientes textos acerca de la mala comprensión de la salvación, tan generalizada en la mente de muchos? ¿De qué modo nosotros podemos caer en la misma clase de pensamiento? ¿Por qué es tan fácil caer en eso? Romanos 10:1-4 Romanos 11:5, 6 Gálatas 2:16
Una religión legalista hace que la persona se enfoque en la realización personal (y a menudo los logros de otros) en vez de centrarse en la comisión evangélica. Las actitudes legalistas pueden conducir al orgullo de quienes son tan ciegos que se consideran suficientemente santos como para ser salvados. O, igual de malas son las actitudes legalistas que pueden conducir al desánimo y la desesperación de aquellos que se dan cuenta de cuán lejos están de la norma divina. De cualquiera de las dos maneras, es una trampa que necesita ser evitada, especialmente en nuestra iglesia, donde la obediencia a la Ley es central en nuestra comprensión de lo que trata el evangelio.
Lee Juan 6:28 y 29. ¿Cómo revela Jesús aquí la verdad de la salvación por la fe? Sin embargo, ¿qué significa creer en "el que él ha enviado"? ¿Cómo debería manifestarse esa creencia en nuestra vida? ¿Cómo la manifiestas, especialmente cuando nadie te está mirando?