"Como zarcillo de oro y joyel de oro fino es el que reprende al sabio que tiene oído dócil" (Proverbios 25:12).

¿POR QUÉ EVALUAR?

domingo 17 de junio, 2012

La evaluación existe, nos demos cuenta de ello o no. Se realiza cada sábado, y en cada reunión pública. La gente evalúa el contenido, la claridad y aun la longitud del sermón, y los que asisten a reuniones públicas esperan un alto nivel de profesionalismo. Dondequiera la gente tiene expectativas, habrá una evaluación. Aunque no podamos señalar un texto bíblico donde se muestra explícitamente que se realizó una evaluación formal, es evidente que una evaluación era una parte seria de la vida eclesiástica primitiva.

¿Qué nos indican los siguientes textos acerca de la importancia de la evaluación? ¿Qué clase de evaluación sugieren estos versículos? 1 Timoteo 3:1- 13; 1 Corintios 11:28; 2 Corintios 13:5, 6.

Cuando la Palabra de Dios fija una norma, espera o prescribe acciones específicas, o da una orden, nuestras respuestas están abiertas a evaluación. Una evaluación formula preguntas muy importantes: “¿Qué estamos haciendo en un ministerio específico?” “¿Cómo podemos ser más efectivos?”

El hecho de que Pablo haya indicado ciertas cualidades para los diáconos y los ancianos muestra que debía suceder alguna clase de evaluación. Esta sería una evaluación de cuán adecuada es la persona para el cargo y también una evaluación de la efectividad en ese ministerio.

Lee la comisión evangélica en Mateo 28:19 y 20. ¿Qué preguntas de evaluación formularías cuando consideras la respuesta de la iglesia a esta orden?

Como siervos de Dios, se nos ha confiado la verdad del evangelio, que es inmensamente valiosa. Considerando que este mensaje del evangelio ha de ir a todo el mundo, no debe sorprendernos que Dios también tenga un proceso de evaluación. Dios está interesado en el progreso de la obra que se ha confiado a quienes han respondido a su llamado para ser colaboradores en favor de las almas.

Lee otra vez 2 Corintios 13:5. ¿Qué te dice el texto a ti, personalmente? ¿Cómo puedes aplicarlo a ti mismo? ¿Qué evidencia tienes de que “Jesucristo está en” ti?