“Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo” (1 Tesalonicenses 2:19, 20).

OPOSICIÓN EN TESALÓNICA

domingo 8 de julio, 2012

Lee Hechos 17:5 al 9. Según este pasaje, ¿cuál fue el motivo principal de la oposición al mensaje de Pablo? ¿Qué acusaciones hicieron ante las autoridades de la ciudad? ¿Cómo respondieron las autoridades?

Cuando alguien presenta enseñanzas nuevas y la gente se entusiasma, los dirigentes de otros grupos religiosos pueden sentirse celosos, pues la atención que reciben se dirige a otros; pueden conducirse en forma irracional para reducir la influencia del nuevo maestro.

Según el historiador romano Tácito, poco antes de los eventos descritos en Hechos 17, surgió un conflicto entre los judíos en Roma sobre un hombre que Tácito llama "Chrestus". Este término tal vez refleja que los romanos no entendieron el concepto judío del Mesías o "el Cristo". Aparentemente, alguien que predicó el evangelio dividió a la comunidad judía en Roma.

Para los oficiales romanos, hablar del Mesías sonaba como instalar un nuevo rey en el trono de Roma (Hechos 17:7). Tal vez por eso, el emperador echó a todos los judíos de la capital (Hechos 18:2). Algunos de estos exiliados se ubicaron en Tesalónica, o pasaron por allí, dando la noticia de estos eventos. Como el evangelio había trastornado a los judíos en Roma, los líderes religiosos de Tesalónica querían impedir que algo similar pasara allí.

Tesalónica misma era gobernada por un concilio de la ciudad, tal vez de cinco o seis "intendentes" o "alcaldes" que tomaban decisiones como grupo. Esta disposición permitía una considerable independencia de Roma, que ellos no deseaban perder. Por eso, la conducta de los dirigentes de la ciudad fue bastante impresionante en esas circunstancias. La semejanza con los eventos recientes en Roma podría haber llevado a castigar a los nuevos cristianos. En cambio, los líderes de la ciudad respondieron imparcialmente (contrasta con Hechos 16:22-24). Demandaron una suma de dinero de los nuevos creyentes como fianza de que Pablo no volviera a causar más disturbios. Luego, los soltaron a todos.

Los celos y la envidia pueden destruirnos. ¿Qué podemos aprender de la vida y las enseñanzas de Jesús, que nos ayude a obtener victorias sobre estos malos sentimientos?