“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:3).

EL QUE DETIENE

martes 18 septiembre, 2012

Según Pablo, ¿qué dos cosas caracterizaban la situación mundial cuando él escribió? ¿Cómo vemos revelada la gran controversia en estos versículos? 2 Tesalonicenses 2:6, 7.

Combinando estos versículos con los anteriores, podemos ver que Pablo está bosquejando tres etapas de la historia, desde su tiempo hasta el fin. La etapa final comienza en la segunda venida. Antes de esta etapa, está la revelación del hombre de pecado (2 Tesalonicenses 2:3), conocido asimismo como el inicuo (2 Tesalonicenses 2:8). Y, antes de esa etapa, también hay un tiempo de misterio y restricción (2 Tesalonicenses 2:6, 7).

Aunque nos gustaría mucho entender completamente lo que Pablo está queriendo decir aquí, hay varios puntos de incertidumbre en estos versículos. El poder que detiene o restringe es neutro (una cosa) en el versículo 6 y es masculino (una persona) en el versículo 7. El inicuo (masculino, versiculo 8) es neutro en el versículo 7 (“misterio de iniquidad”), y no es claro (versiculo 7) si el poder que detiene es quitado del medio o tiene autoridad para irse.

¿Quién es el que detiene, o el poder de restricción, en estos versículos? Está presente en el tiempo de Pablo; está apoyando la ley (a un poder que restringe la iniquidad, versiculo 7); está en una misión divina por un tiempo; y tiene poder suficiente para restringir la obra de Satanás (versiculo 9).

De acuerdo con otros pasajes del Nuevo Testamento, ¿qué está deteniendo la segunda venida? Mateo 24:14; Marcos 13:10; Apocalipsis 14:6, 7.

En gran parte del Nuevo Testamento, los eventos que llevan a la segunda venida siguen a la proclamación final del evangelio (Mateo 24:14; Marcos 13:10; Apocalipsis 14:6, 7). En este caso, entonces, es posible que Dios mismo sea quien detiene aquello de lo que habla Pablo, reteniendo los eventos finales hasta que todos hayan tenido la oportunidad de oír el evangelio.

¿Cuánta restricción necesitas en tu vida? Es decir, cuando eres tentado, ¿cómo puedes reclamar el poder de Dios para detenerte y no hacer lo que sabes que está mal?

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