“Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Salmos 100:3).

EL HOMBRE: ARTESANÍA DIVINA

sábado 13 de octubre, 2012

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:26, 27; Marcos 12:13-17; Génesis 2:19-25; Hechos 17:26; Romanos 5:12-19.

PENSAMIENTO CLAVE: Dios creó a la humanidad a su propia imagen; el pecado contaminó esa imagen. El plan de Dios es restaurar esa imagen en nosotros.

ARTHUR SCHOPENHAUER, en el siglo XIX, pensando sobre la identidad humana, chocó en la calle con alguien, quien lo increpó enojado: –¿Quién es usted? –¿Que quién soy yo? Eso quisiera yo saber. ¿Quiénes somos como raza? ¿Cómo llegamos y qué hacemos aquí? Estas son preguntas antiguas que los humanos todavía debaten hoy, pero las Escrituras las contestan. Hay un vínculo inseparable entre nuestra identidad y la doctrina de la creación; allí se encuentran todas las respuestas; es la doctrina bíblica central para comprender a la humanidad, porque se concentra en nuestros orígenes, no solo en nuestros comienzos. "Comienzos" se refiere al hecho de llegar a ser; "origen" añade la idea de propósito al hecho de llegar a ser. La enseñanza bíblica de la creación es opuesta al evolucionismo, que alega que no hay un propósito para nuestra existencia (estamos aquí solo por el azar). Estas dos enseñanzas son alternativas irreconciliables con nuestra existencia y con nuestra identidad como humanos.