“Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).
PRINCIPADOS Y POTESTADES: Segunda parte
Como vimos, “principados” puede referirse a los gobernantes del mundo o a poderes sobrenaturales. Otra palabra griega que se usa para “principados” es stoijeia, que literalmente significa “sustancias elementales o principios”. El contexto en que aparece stoijeia revela otros aspectos de este mundo caído, del cual hemos sido redimidos.
Dado este contexto, ¿de qué otras cosas hemos sido librados por medio de Jesús, fuera de los poderes malignos literales? Ver Colosenses 2:8, 14, 20; Gálatas 4:1-11, especialmente los vers. 3, 9.
El concepto de Pablo de los “poderes” parece conectar seres espirituales con las fuerzas que gobiernan la vida humana fuera de Cristo. Estas pueden ser políticas, sociales, tradicionales o religiosas. La palabra stoijeia, en Gálatas 4:3,9, habla del sistema del paganismo del cual fueron librados los cristianos de Galacia. En Colosenses 2:8, 20, es una metáfora de los principios filosóficos mundanos.
“En Isaías 24:21, el contraste entre ‘los reyes de la tierra sobre la tierra’ y el ‘ejército de los cielos en lo alto’ parece indicar que los primeros son humanos; los segundos se refieren a Satanás y a sus ángeles caídos. Pablo llama a Satanás ‘príncipe de la potestad del aire’ (Efesios 2:2); y a los dirigentes invisibles de la impiedad, ‘gobernadores de las tinieblas de este siglo’, que viven en las ‘regiones celestes’ (Efesios 6:12). En 1 Corintios 15:24, 25, Pablo habla de la subyugación de estas potestades por Cristo” (CBA 4:238).
La Biblia señala que la vida está gobernada por poderes personales e impersonales. Sin Cristo, el hombre está a merced de estos poderes. Las presiones presentes, el temor al futuro, así como las demandas de la vida, la sociedad, la tradición y la ideología, ejercen influencias que pueden separarnos de Dios. Pero por Cristo hemos sido librados de nuestros pecados y de ser esclavos de estos “poderes”. Necesitamos comprender esa victoria y reclamarla como nuestra.
Además de las realidades sobrenaturales que existen en el mundo, ¿con qué otras influencias luchas tú, que obran en contra de ti y de tu fe? Necesitas identificar quiénes son, y luego reclamar las promesas de Jesús para ganar la victoria sobre ellas.