“Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).
SE REVELA UN ASESINO
Cristo vino al mundo para destruir las obras del diablo (Hebreos 2:14), y lo hizo en la cruz. Pero si Cristo venció al diablo, ¿por qué todavía luchamos contra sus poderes?
Lee Colosenses 2:15. Considera los tres verbos que usa Pablo para describir lo que sucedió en la cruz. ¿Qué significan ellos?
Primero, Cristo "despojó" o "desarmó" (NVI) los "poderes". La palabra griega apekduomai significa "quitarse la ropa". Aquí puede significar quitarles las armas.
¿Qué armas? "La vida victoriosa de Cristo [...] significó la condenación del diablo. Le fue quitado el disfraz a Satanás. Sus artimañas fueron descubiertas ante los ángeles y todo el universo celestial. Su verdadera naturaleza quedó expuesta. [...] Cristo despojó mediante su cruz a los principados y potestades de las tinieblas de su posición y de su autoridad como príncipe de este mundo" (CBA 7:210, 211).
Cristo "exhibió públicamente" (RVR), "humilló en público" (NVI) a los "poderes". ¿Cómo fueron expuestos en la cruz? Ver Juan 8:44.
Cristo "triunfó sobre ellos". La palabra griega es thriambeuo, celebración. Aquí vemos un misterio: Jesús colgaba de la cruz en lo que parecía una derrota y, no obstante, la Biblia lo llama un triunfo. Este triunfo reveló que Satanás es un homicida.
El dominio de los poderes llegará a su fin (1 Corintios 15:24) y el último enemigo, la muerte, será destruido (15:26 ). Hasta entonces, tenemos que luchar con la fortaleza que Dios nos ofrece a todos.
Después de la muerte de Cristo, "Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. [...] Se había revelado como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la simpatía de los seres celestiales. [...]
"Sin embargo, Satanás no fue destruido entonces. Los ángeles no comprendieron ni aun entonces todo lo que entrañaba la gran controversia. [...] Tanto el hombre como los ángeles debían ver el contraste entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas. El hombre debía elegir a quién quería servir" (DTG 709).